Página 271 - Servicio Cristiano (1981)

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El Espíritu Santo
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Cristo ha prometido el don del Espíritu Santo a su iglesia, y la
promesa nos pertenece a nosotros tanto como a los primeros discí-
pulos. Pero, como toda otra promesa, nos es dada bajo condiciones.
Hay muchos que creen y profesan aferrarse a la promesa del Señor;
hablan
acerca
de Cristo y
acerca
del Espíritu Santo, y, sin embar-
go no reciben beneficio alguno. No entregan su alma para que sea
guiada y regida por los agentes divinos. No podemos emplear al
Espíritu Santo. El Espíritu ha de emplearnos a nosotros. Por el Es-
píritu obra Dios en su pueblo “así el querer como el hacer, por su
buena voluntad”. Pero muchos no quieren someterse a eso. Quieren
manejarse a sí mismos. Esta es la razón por la cual no reciben el don
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celestial. Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios,
que velan para tener su dirección y gracia, se da el Espíritu. El poder
de Dios aguarda que ellos lo pidan y lo reciban. Esta bendición
prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones
en su estela. Se da según las riquezas de la gracia de Cristo, y él
está listo para proporcionarla a toda alma según su capacidad para
recibirla.—
El Deseado de Todas las Gentes, 609
.
El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ilumina toda la
tierra con su gloria, no acontecerá hasta que tengamos un pueblo
iluminado, que conozca por experiencia lo que significa ser colabo-
radores de Dios. Cuando nos hayamos consagrado plenamente y de
todo corazón al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá por un derra-
mamiento sin medida de su Espíritu; pero esto no ocurrirá mientras
que la mayor parte de la iglesia no colabore con Dios.—
The Review
and Herald, 21 de julio de 1896
.
Requisitos esenciales para el éxito
La presencia del Espíritu en los obreros de Dios dará a la pro-
clamación de la verdad un poder que todo el honor y la gloria del
mundo no podrían conferirle.—
Los Hechos de los Apóstoles, 42
.
Dios no nos pide que hagamos con nuestras propias fuerzas la
obra que tenemos ante nosotros. El ha provisto ayuda divina para
todas las emergencias en que nuestros recursos humanos no basten.
Otorga el Espíritu Santo para ayudar en todo aprieto, para fortalecer
nuestra esperanza y seguridad, y para iluminar nuestras mentes y