Página 285 - Servicio Cristiano (1981)

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La recompensa del servicio
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queda anotada en los cielos, y que la recompensa no puede fallar.—
Testimonies for the Church 6:305
.
Todo acto, toda obra de justicia, misericordia y benevolencia,
produce música en el cielo. El Padre mira desde su trono y cuenta a
los que las ejecutan como sus más preciados tesoros. “Y ellos me
serán un tesoro especial, dice Jehová de los ejércitos, en aquel día que
yo preparo.” Toda acción de misericordia hecha a los necesitados o a
los que sufren se considera como hecha a Jesús. Todo el que socorre
al pobre, simpatiza con los que están angustiados u oprimidos, o
acoge al huérfano, se coloca en una relación más íntima con Jesús.—
The Review and Herald, 16 de agosto de 1881
.
Cristo considera todo acto de misericordia, benevolencia y atenta
consideración por el desgraciado, el cojo, el ciego, el enfermo, la
viuda y el huérfano, como hecho a él mismo; estas obras permanecen
registradas en el cielo y serán recompensadas.—
Testimonies for the
Church 3:512, 513
.
Una recompensa justa
El Señor es bueno, misericordioso y tierno de corazón. Conoce
a cada uno de sus hijos. Sabe con exactitud lo que cada uno de
nosotros está haciendo, y cuánto mérito tiene cada uno. ¿No queréis
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dejar a un lado vuestra lista de mérito y vuestra lista de condenación
y permitir que Dios haga su obra? Se os dará la corona de gloria si
efectuáis la obra que Dios os ha dado para hacer.—
The Southern
Watchman, 14 de mayo de 1903
.
El Señor desea que confiemos en él sin hacer preguntas con
respecto a nuestra recompensa. Cuando Cristo mora en el alma, el
pensamiento de recompensa no primará. Este no es el motivo que
impulsa nuestro servicio.—
Lecciones Prácticas del Gran Maestro,
365
.
De buhardillas, de chozas, de calabozos, de patíbulos, de mon-
tañas y desiertos, de cuevas de la tierra y cavernas del mar, Cristo
reunirá a sus hijos a sí. En la tierra, han sido destituidos, afligidos
y atormentados. Millones han descendido a la tumba cargados de
infamia por haber rehusado rendirse a las engañosas pretensiones
de Satanás. Los hijos de Dios han sido ajusticiados por los tribuna-
les humanos como los más viles criminales. Pero está cerca el día