Página 37 - Servicio Cristiano (1981)

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El llamado de Dios al servicio
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mensaje, que tanto significa para los habitantes de la tierra, será oído
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y comprendido. Los hombres verán dónde está la verdad. La obra
progresará más y más hasta que la tierra entera sea amonestada; y
entonces vendrá el fin.—
Joyas de los Testimonios 3:332
.
Dios puede y quiere emplear a aquellos que no recibieron una
educación cabal en las escuelas de los hombres. El dudar de su
poder para hacerlo, es una incredulidad manifiesta; es limitar el
poder omnipotente de Aquel para quien nada es imposible. ¡Ojalá
se manifestase menos de esta prevención desconfiada e inoportuna!
Deja muchas fuerzas de la iglesia sin emplear; cierra el camino,
de modo que el Espíritu Santo no pueda emplear a los hombres;
mantiene en la ociosidad a quienes están dispuestos y ansiosos por
trabajar en la obra de Cristo; desanima a entrar en la obra a muchos
que llegarían a ser eficientes obreros de Dios, si se les diese una
oportunidad justa.—
Obreros Evangélicos, 503, 504
.
Es el privilegio de cada alma progresar. Los que están relacio-
nados con Cristo crecerán en la gracia y en el conocimiento del
Hijo de Dios hasta llegar a la plena estatura de hombres y muje-
res. Si todos los que aseveran creer la verdad hubiesen sacado el
mejor partido de su capacidad y oportunidad de aprender y obrar,
podrían haber llegado a ser fuertes en Cristo. Cualquiera que sea su
ocupación—agricultores, mecánicos, maestros o pastores—, si se
hubiesen consagrado completamente a Dios habrían llegado a ser
obreros eficientes para el Maestro celestial.—
Joyas de los Testimo-
nios 3:57
.
Los que en la iglesia tienen talento suficiente para ocuparse
en algunas de las diversas vocaciones de la vida, tales como la
enseñanza, la edificación, la fabricación de productos y la atención
de una granja, generalmente debieran ser preparados para trabajar
por la edificación de la iglesia, actuando en juntas directivas o como
maestros de la escuela sabática, ocupándose en la labor misionera,
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o llenando los diferentes cargos relacionados con la iglesia.—
The
Review and Herald, 15 de febrero de 1887
.
Para continuar su obra, Cristo no escogió la erudición o la elo-
cuencia del Sanedrín judío o el poder de Roma. Pasando por alto a
los maestros judíos que se consideraban justos, el Artífice maestro
escogió a hombres humildes y sin letras para proclamar las verda-
des que habían de llevarse al mundo. A esos hombres se propuso