Página 38 - Servicio Cristiano (1981)

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Servicio Cristiano
prepararlos y educarlos como directores de su iglesia. Ellos a su
vez habían de educar a otros, y enviarlos con el mensaje evangélico.
Para que pudieran tener éxito en su trabajo, iban a ser dotados con el
poder del Espíritu Santo. El Evangelio no había de ser proclamado
por el poder ni la sabiduría de los hombres, sino por el poder de
Dios.—
Los Hechos de los Apóstoles, 15
.
Entre aquellos a quienes el Salvador había dado la comisión: “Id,
y doctrinad a todos los gentiles” (
Mateo 28:19
), se contaban muchos
de clase social humilde, hombres y mujeres que habían aprendido a
amar a su Señor, y habían resuelto seguir su ejemplo de abnegado
servicio. A estos humildes hermanos, así como a los discípulos que
estuvieron con el Salvador durante su ministerio terrenal, se les
había entregado un precioso cometido. Debían proclamar al mundo
la alegre nueva de la salvación por Cristo.—
Los Hechos de los
Apóstoles, 87
.
La vida que triunfa
El testimonio que debemos dar por Dios no consiste sólo en
predicar la verdad y distribuir impresos. No olvidemos que el argu-
mento más poderoso en favor del cristianismo es una vida semejante
a la de Cristo, mientras que un cristiano vulgar hace más daño en el
mundo que un mundano.
Joyas de los Testimonios 3:289, 290
.
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Todos los libros escritos no reemplazarán una vida santa. Los
hombres creerán, no lo que diga el predicador, sino lo que viva la
iglesia. Demasiado a menudo la influencia del sermón predicado
desde el púlpito queda neutralizada por el que se desprende de las
vidas de personas que se dicen defensoras de la verdad.—
Joyas de
los Testimonios 3:290
.
La vida de Cristo era de una influencia siempre creciente, sin lí-
mites; una influencia que lo ligaba a Dios y a toda la familia humana.
Por medio de Cristo, Dios ha investido al hombre de una influen-
cia que le hace imposible vivir para sí. Estamos individualmente
vinculados con nuestros semejantes, somos una parte del gran todo
de Dios y nos hallamos bajo obligaciones mutuas. Ningún hombre
puede ser independiente de sus prójimos, pues el bienestar de cada
uno afecta a los demás. Es el propósito de Dios que cada uno se