Página 85 - Servicio Cristiano (1981)

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La cooperación de los ministros y los miembros laicos
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A fin de que la carga sea distribuida, deben educar a la iglesia los
que pueden enseñar a otros a seguir a Cristo y trabajar como él
trabajó.—
Joyas de los Testimonios 3:68
.
El predicador no debe tener el sentimiento de que debe encargar-
se por sí mismo de toda la obra de predicación, trabajo u oración;
debe educar personas que lo ayuden en ello en toda iglesia. Túrnense
diferentes personas para dirigir las reuniones o los estudios bíblicos;
y mientras lo hagan estarán poniendo en uso los talentos que Dios
les dió, y al mismo tiempo preparándose como obreros.—
Obreros
Evangélicos, 207
.
Los pastores no deben hacer la obra que pertenece a la iglesia,
cansándose ellos mismos, e impidiendo que otros desempeñen su
deber. Deben enseñar a los miembros a trabajar en la iglesia y en
la comunidad.—
Historical Sketches of the Foreign Missions of the
Seventh Day Adventist, 291
.
Cuando se hace un esfuerzo para presentar nuestra fe a los no
creyentes, con demasiada frecuencia los miembros de la iglesia
quedan indiferentes, como si no fuesen parte interesada en el asunto,
y dejan que toda la carga recaiga sobre el predicador. Por esta razón,
la labor de nuestros predicadores más capaces ha producido a veces
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poco fruto.—
Obreros Evangélicos, 206
.
El deber del ministro
La mejor ayuda que los predicadores pueden dar a los miembros
de nuestras iglesias, no consiste en sermonearlos, sino en trazarles
planes de trabajo. Dad a cada uno un trabajo que ayude al prójimo.
Enseñad a todos que, por haber recibido la gracia de Cristo, tienen el
deber de trabajar por él. Especialmente a las personas que hace poco
aceptaron la fe, debe enseñárseles a colaborar con Dios.—
Joyas de
los Testimonios 3:323
.
Ministros, predicad las verdades que inducirán a los hermanos
a trabajar personalmente en favor de los que están lejos de Cristo.
Estimulad el esfuerzo personal en toda forma posible.—
Testimonies
for the Church 9:124
.
Enseñen los predicadores a los miembros de la iglesia que a fin
de crecer en espiritualidad, deben llevar la carga que el Señor les
ha impuesto—la carga de conducir almas a la verdad. Aquellos que