Página 22 - Ser Semejante a Jes

Basic HTML Version

Obtener fuerza espiritual por medio de la oración, 13 de enero
Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un
lugar desierto, y allí oraba.
Marcos 1:35
.
Porque la vida de Jesús fue una vida de confianza constante, sostenida por la
comunión continua, su servicio para el cielo fue sin fracaso ni vacilación. Diaria-
mente asediado por la tentación, constantemente contrariado por los dirigentes del
pueblo, Cristo sabía que debía fortalecer su humanidad por medio de la oración.
Con el fin de ser útil a la humanidad, debía comulgar con Dios, y obtener de él
energía, perseverancia y constancia.
El Salvador amaba la soledad de la montaña para estar en comunión con su
Padre. Durante el día trabajaba ardorosamente para salvar a hombres, a mujeres y
a niños de la destrucción. Sanaba a los enfermos, consolaba a los que lloraban,
devolvía la vida a los muertos, e infundía esperanza y alegría a los que desespera-
ban. Terminada su labor del día se apartaba, noche tras noche, de la confusión de
la ciudad, y se postraba ante su Padre en oración. Con frecuencia seguía elevando
sus peticiones durante toda la noche; pero salía de estos momentos de comunión
vigorizado y refrigerado, fortalecido para el deber y la prueba.
¿Están los ministros de Cristo tentados y fieramente azotados por Satanás?
Así también lo fue Aquel que no conoció pecado. En la hora de angustia se volvía
hacia su Padre. Siendo él mismo una fuente de bendición y fuerza, podía sanar a
los enfermos y resucitar a los muertos; podía dar órdenes a la tempestad y ésta le
obedecía; sin embargo, oraba muchas veces con fuerte clamor y lágrimas. Oraba
por sus discípulos y por sí mismo, identificándose así con los seres humanos. Él
era poderoso en la oración. Como Príncipe de la vida, tenía poder con Dios, y
prevalecía...
Los que enseñan y predican más eficazmente son quienes esperan humilde-
mente en Dios, quienes tienen hambre de dirección y gracia. Velar, orar, trabajar,
tal es la consigna del cristiano. La vida de un verdadero cristiano es una vida
de oración constante. Él sabe que la luz y fuerza de un día no bastan para las
pruebas y los conflictos del siguiente. Satanás está de continuo cambiando sus
tentaciones. Cada día nos veremos colocados en circunstancias diferentes; y en las
escenas desconocidas que nos aguardan, estaremos rodeados de nuevos peligros y
constantemente asaltados por tentaciones nuevas e inesperadas. Es únicamente por
la fuerza y gracia recibidas del cielo como podemos esperar vencer las tentaciones
y cumplir los deberes que se nos presentan.—
Obreros Evangélicos, 269-271
.
[20]
18