Página 24 - Ser Semejante a Jes

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Orar silenciosa y continuamente, 15 de enero
Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder.
1 Crónicas 16:10, 11
.
La oración no es entendida como se debiera. Nuestras oraciones no son para
informar a Dios de algo que él no sabe. El Señor está al tanto de los secretos de
cada alma. Nuestras oraciones no tienen por qué ser largas ni decirse en voz alta.
Dios lee los pensamientos ocultos. Podemos orar en secreto, y Aquel que ve en
secreto oirá y nos recompensará en público.
Las oraciones dirigidas a Dios para contarle todas nuestras desgracias cuando
en realidad no nos sentimos desgraciados, son oraciones hipócritas. Dios tiene en
cuenta el corazón contrito. “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la
eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el
quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y
para vivificar el corazón de los quebrantados”.
Isaías 57:15
.
La oración no tiene por objeto obrar un cambio en Dios; nos pone a nosotros
en armonía con Dios. No reemplaza al deber. Dios nunca aceptará en lugar del
diezmo la oración hecha con frecuencia y fervor. La oración no pagará nuestras
deudas a Dios...
La fuerza adquirida por medio de la oración a Dios nos preparará para nuestros
deberes cotidianos. Las tentaciones a que estamos diariamente expuestos hacen
de la oración una necesidad. Con el fin de ser mantenidos por el poder de Dios
mediante la fe, los deseos de la mente debieran ascender continuamente en oración
silenciosa.
Cuando estamos rodeados por influencias destinadas a apartarnos de Dios,
nuestras peticiones de ayuda y fuerza deben ser incansables. A menos que así
sea, nunca tendremos éxito en quebrantar el orgullo y en vencer el poder que nos
tienta a cometer excesos pecaminosos que nos apartan del Salvador. La luz de la
verdad, que santifica la vida, descubrirá al que la recibe las pasiones pecaminosas
de su corazón, las cuales se esfuerzan por conseguir el señorío y hacen necesario
tener todo nervio en tensión y ejercitar todas las facultades para resistir a Satanás
y vencer por los méritos de Cristo.—
Mensajes para los Jóvenes, 245, 246
.
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