Página 270 - Ser Semejante a Jes

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Cuidar las palabras y ser discretos al testificar, 7 de septiembre
Andad sabiamente con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis
responder a cada uno.
Colosenses 4:5, 6
.
Es verdad que se nos ha ordenado: “Clama a voz en cuello, no te detengas;
alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob
su pecado”.
Isaías 58:1
. Es necesario proclamar este mensaje, pero mientras lo
damos, debemos ser cuidadosos para no herir, mortificar y condenar a quienes no
tienen la luz que tenemos...
Los que han tenido grandes privilegios y oportunidades, y que han fracasado
en mejorar sus facultades físicas, morales y espirituales, que han vivido para
satisfacerse a sí mismos y han rehusado cumplir su responsabilidad, se encuentran
en gran peligro y en mayor condenación delante de Dios que los que están en el
error en cuestiones doctrinales, pero que procuran vivir para hacer bien a otros.
No censuren ni condenen a esas personas.
Si permitimos que las consideraciones egoístas, los razonamientos falsos y
las excusas erróneas nos conduzcan a un estado pervertido de mente y corazón,
de manera que no reconozcamos los caminos y la voluntad de Dios, seremos
mucho más culpables que el pecador que peca abiertamente. Necesitamos ser muy
prudentes para no condenar a quienes, delante de Dios, son menos culpables que
nosotros mismos.
Que todos recuerden que en ningún caso debemos invitar la persecución. No
debemos emplear palabras duras y cortantes. Exclúyanlas de cada artículo escrito,
elimínenlas de cada discurso que se presenta. Que la Palabra de Dios sea la que
corte y reprenda; que los seres finitos se oculten y moren en Jesucristo. Permitamos
que se manifieste el espíritu de Cristo. Tengan cuidado con sus palabras, no sea que
coloquen a los que no son de nuestra fe en una oposición acerba contra nosotros,
y le den una oportunidad a Satanás para usar las palabras imprudentes con las
cuales levantar barreras en nuestro camino.
Habrá un tiempo de tribulación como no ha existido desde que ha habido
nación. Nuestra tarea es eliminar de todos nuestros discursos cualquier cosa que
tenga sabor a desquite y desafío, y que ataque a iglesias o a individuos, porque
esto no es el camino ni el método de Cristo.
El hecho de que el pueblo de Dios, que conoce la verdad, ha fracasado en
cumplir con su deber de acuerdo con la luz presentada en la Palabra de Dios, hace
necesario que seamos sumamente cautelosos, no sea que ofendamos a los que no
son creyentes antes de que hayan oído las razones para nuestra fe con respecto al
sábado y al domingo.—
Testimonies for the Church 9:243, 244
.
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