Testifiquemos dondequiera que nos llame Jesús, 10 de
septiembre
Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas para que por mí fuese
cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de
la boca del león.
2 Timoteo 4:17
.
Resuelvan, no en su fuerza sino en la fuerza y en la gracia dadas por Dios, que
consagrarán a él ahora, exactamente ahora, todo poder y toda capacidad. Después
seguirán a Jesús porque él se los pide, y ustedes no van a preguntar adónde, o qué
recompensa se les dará. Les irá bien si obedecen la palabra “Síganme”. Su tarea
es dirigir a otros a la luz por medio de esfuerzos juiciosos y fieles. Bajo la tutela
del Líder divino, decidan y resuelvan actuar sin un momento de vacilación.
Cuando mueran al yo, cuando se sometan a Dios, para hacer su obra, para que
la luz que os ha dado resplandezca en buenas obras, no trabajarán solos. La gracia
de Dios está presente para colaborar con todo esfuerzo para iluminar al ignorante
y a quienes no saben que el fin de todas las cosas está cerca.
Pero Dios no hará la obra que les toca hacer a ustedes. La luz puede resplan-
decer en abundancia, mas la gracia proporcionada convertirá el alma únicamente
en la medida en que los inste a colaborar con los instrumentos divinos... Son
llamados a revestirse de la armadura cristiana y entrar en el servicio del Señor
como soldados activos. El poder divino debe cooperar con el esfuerzo humano
para quebrantar el embrujo del mundo que el enemigo ha lanzado sobre el alma.
...Permitan que su corazón se extienda en amor por las almas que perecen.
Obedezcan el impulso dado por el Alto Cielo. No contristen al Espíritu Santo
demorándose en obedecer. No resistan los métodos de Dios de recuperar almas de
la esclavitud del pecado. A cada uno, de acuerdo con sus diversas capacidades, se
le da una obra. Hagan lo mejor, y Dios aceptará sus esfuerzos.—
Testimonies for
the Church 8:55, 56
.
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