Jesús de identifica con el necesitado, 11 de septiembre
El Rey les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos
mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Mateo 25:40
.
Mientras Dios en su providencia ha cargado la tierra con sus abundantes
bendiciones y llenado sus depósitos con cosas para gozar la vida, no hay en
absoluto excusa para que la tesorería de Dios permanezca vacía. Los cristianos no
tienen excusa al permitir que los clamores de la viuda y las oraciones del huérfano
asciendan al cielo debido a las necesidades que tienen, mientras una Providencia
liberal ha colocado en las manos de esos cristianos abundancia para suplir las
necesidades de los pobres.
Que los clamores de la viuda y de los huérfanos no pidan la venganza del
cielo sobre nosotros como pueblo. En el profeso mundo cristiano, hay demasiado
dinero que se gasta en ostentaciones extravagantes, en joyas y adornos, como para
suplir las necesidades de todos los hambrientos y para vestir a los desnudos en
nuestras poblaciones y ciudades; y sin embargo, estos profesos seguidores del
manso y humilde Jesús no necesitan privarse a sí mismos de alimento adecuado o
de vestimenta confortable.
¿Qué dirán estos miembros de iglesia cuando sean confrontados en el día de
Dios por los pobres honestos, los afligidos, las viudas y los huérfanos, quienes han
conocido la severa pobreza para las escasas necesidades de la vida, mientras estos
profesos seguidores de Cristo gastaron en ropa superflua y adornos innecesarios,
que además están prohibidos expresamente en la Palabra de Dios, lo suficiente
como para suplir todas sus necesidades?
Vemos damas que profesan piedad usando elegantes cadenas de oro, collares,
anillos y otras alhajas... mientras la necesidad está al acecho en las calles, y a cada
lado están los que sufren y los indigentes. Éstos no les interesan, no despiertan su
simpatía, y sin embargo llorarán al leer el sufrimiento imaginario que se describe
en la última novela. No tienen oídos para oír los clamores de los necesitados, ni
ojos para contemplar el frío y las formas casi desprovistas de ropa de las mujeres y
los niños que hay a su alrededor. Miran las necesidades reales como una especie de
delito, y se retiran de la humanidad doliente como de una enfermedad contagiosa.
A los tales, Cristo les dice: “Tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed,
y no me disteis de beber... enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis”.
Mateo
25:42, 43
.
Pero Cristo dice a los justos: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer;
tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y
me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”... De ese
modo Cristo identifica su interés con el de la humanidad doliente. Las obras de
amor y caridad hechas a los dolientes son como si lo hiciéramos a él mismo.—
The
Review and Herald, 21 de noviembre de 1878
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