Página 281 - Ser Semejante a Jes

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La verdad es para ser vivida, no meramente para presentarla,
18 de septiembre
Decid entre las naciones: Jehová reina. También afirmó el mundo, no será
conmovido; juzgará a los pueblos con justicia.
Salmos 96:10
.
Los hombres y las mujeres no deben empequeñecerse espiritualmente por una
conexión con la iglesia, sino que deben ser fortalecidos, elevados, ennoblecidos,
preparados para la obra más sagrada que alguna vez le fuera confiada a los
mortales. Es el propósito de Dios tener un ejército bien entrenado, listo para ser
llamado a la acción inmediatamente. Este ejército estará compuesto de hombres
y mujeres bien disciplinados que se habrán colocado bajo influencias que los
prepararon para el servicio.
Los obreros de Dios deben velar por las almas como algo por lo cual deben dar
cuenta, y necesitan la presencia constante de Cristo en su corazón, con el fin de que
puedan ganar a pecadores para Cristo. Deben haber rendido todo a Dios, para que
puedan contarle, a aquellos por los cuales trabajan, la necesidad y el significado
de una entrega sin reservas. Deben recordar que son obreros juntamente con
el Señor, y deben guardarse contra movimientos dilatorios e inciertos. Satanás
observa incansablemente con el fin de conseguir oportunidades para tener control
de aquellos a quienes están buscando ganar para Cristo. Sólo por medio de una
vigilancia incesante pueden los obreros de Jesús vencer al enemigo. Sólo en la
fuerza del Redentor pueden conducir a los tentados hacia la cruz. No es el estudio
ni la elocuencia la que realizará esto, sino la presentación de la verdad de Dios,
hablada con sencillez y con poder del Espíritu.
Hay sólo un poder que puede convertir al pecador del pecado a la santidad:
el poder de Cristo. Nuestro Redentor es el único que puede quitar el pecado. Él
solo puede perdonar el pecado. Él solo puede hacer firmes a los hombres y a las
mujeres, y mantenerlos así.
La verdad no es sencillamente para ser pronunciada por los que hacen la obra
de Cristo; es para ser
vivida
.
La gente está observando y pesando a los que afirman
creer las verdades especiales para este tiempo. Están mirando para ver en dónde
su vida representa a Cristo. Al ocuparse humildemente y con seriedad en la obra
de hacer el bien a todos, el pueblo de Dios ejercerá una influencia que repercutirá
en todos aquellos con los que se ponen en contacto. Si los que conocen la verdad
se encargan de esta obra según se presenten las oportunidades, haciendo cada
día obras de amor y bondad en el barrio donde viven, Cristo se revelará en su
vida.—
The Review and Herald, 2 de junio de 1903
.
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