Poner un blanco elevado e intentar mucho para Dios, 19 de
septiembre
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado porque
lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber
agradado a Dios.
Hebreos 11:5
.
El Señor tiene una gran obra que ha de ser hecha, y él recompensará en mayor
escala, en la vida futura, a los que presten un servicio más fiel y voluntario en la
vida presente. El Señor escoge sus propios agentes, y cada día, bajo diferentes
circunstancias, los prueba en su plan de acción. En cada esfuerzo hecho de todo
corazón para realizar su plan, él escoge a sus agentes, no porque sean perfectos,
sino porque, mediante la relación con él, pueden alcanzar la perfección.
Dios aceptará únicamente a los que están determinados a ponerse un blanco
elevado. Coloca a cada agente humano bajo la obligación de hacer lo mejor que
puede. De todos exige perfección moral. Nunca debiéramos rebajar la norma
de justicia con el fin de contemporizar con las malas tendencias heredadas o
cultivadas. Necesitamos comprender que la imperfección de carácter es pecado.
En Dios se hallan todos los atributos justos del carácter como un todo perfecto y
armonioso, y cada uno de los que recibe a Cristo como su Salvador personal tiene
el privilegio de poseer estos atributos...
Nadie diga: “No puedo remediar mis defectos de carácter”. Si llegan a esta
conclusión, dejarán ciertamente de obtener la vida eterna. La imposibilidad reside
en su propia voluntad. Si no quieren, no pueden vencer. La verdadera dificultad
proviene de la corrupción de un corazón no santificado y de la falta de voluntad
para someterse al gobierno de Dios.
Muchos a quienes Dios ha calificado para hacer un excelente trabajo, realizan
muy poco, porque intentan poco. Miles pasan por la vida como si no tuvieran
objeto definido por el cual vivir, ni norma que alcanzar. Los tales recibirán una
recompensa proporcional a sus obras...
Para gloria del Maestro, ambicionen cultivar todas las gracias del carácter.
Deben agradar a Dios en todos los aspectos de la formación de su carácter. Pueden
hacerlo, pues Enoc agradó al Señor aunque vivía en una época degenerada. Y en
nuestros días también hay Enocs.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 265-267
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