Página 283 - Ser Semejante a Jes

Basic HTML Version

Testificar en cada gran reunión en las ciudades, 20 de
septiembre
Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
Lucas 4:32
.
Se me ha dicho que a medida que nos aproximemos al fin habrá gran haci-
namiento de gente en nuestras ciudades... y que en vista de eso hay que hacer
preparativos para presentar la verdad a esas muchedumbres. Cuando Cristo estuvo
en el mundo aprovechó tales oportunidades. Dondequiera que la gente se reunía
en grupos numerosos con cualquier propósito, allí se escuchaba su voz, clara y
distinta, dando su mensaje. Y como resultado de esto, después de su crucifixión
y ascensión, miles de personas se convirtieron en un solo día. La semilla sem-
brada por Cristo penetró profundamente en su corazón y germinó, y cuando los
discípulos recibieron el don del Espíritu Santo, entonces reunieron la cosecha.
Los discípulos predicaron la Palabra en todas partes con un poder tan grande
que sus enemigos quedaron sobrecogidos de temor, y no se atrevieron a realizar
lo que habrían hecho si no hubieran tenido una evidencia tan clara de que Dios
estaba obrando.
Algunos de nuestros ministros deberían asistir a cada reunión que congregue
mucha gente. Deberían actuar sabiamente para conseguir que la gente los escuche,
y para presentar la luz de la verdad al mayor número posible de personas...
A todas esas reuniones deberían asistir hombres y mujeres a quienes Dios
pueda utilizar. Deberían distribuirse, con la abundancia de las hojas de otoño,
folletos que expongan la verdad presente. Para muchas personas que asisten a esas
reuniones, estos folletos serán como las hojas del árbol de la vida, que son para
sanidad de las naciones.
Le envío esto, hermano mío, para que lo comparta con otros. Los que salen
a proclamar la verdad deben recibir la bendición de Aquel que les ha dado la
preocupación de proclamar esta verdad...
Ha llegado el tiempo cuando los adventistas, como nunca antes, deben levan-
tarse y resplandecer, porque ha venido su luz, y la gloria de Dios ha nacido sobre
ellos.—
El Evangelismo, 30, 31
.
[271]
279