Aspirar a la santidad, no meramente a la salud, 8 de octubre
Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios.
Romanos 12:1
.
Si los que están relacionados con esta empresa [el Instituto de Salud, en Battle
Creek] cesaran de mirar su trabajo desde un punto de vista altamente religioso,
y descendieran de los elevados principios de la verdad presente para imitar en
teoría y práctica los principios que rigen a las instituciones donde se trata a los
enfermos sólo para recuperar la salud, la bendición especial de Dios no descansaría
sobre nuestra institución más que sobre aquellas instituciones donde se enseñan y
practican teorías corruptas.
Vi que no puede realizarse una obra muy extensa en un corto tiempo, pues
no sería un asunto fácil encontrar médicos a quienes Dios pueda aprobar y que
trabajen juntos en forma armónica, desinteresada y celosamente por el bien de la
humanidad sufriente. Siempre debe mantenerse en forma destacada que el gran
propósito para ser alcanzado a través de este canal no es sólo la salud, sino la
perfección, y el espíritu de santidad, lo que no puede ser alcanzado con cuerpos
y mentes enfermas. Este propósito no puede asegurarse trabajando meramente
desde el punto de vista mundanal. Dios suscitará hombres y los calificará para que
se ocupen en la obra, no sólo como médicos del cuerpo, sino también del alma
enferma de pecado; como padres espirituales para los jóvenes y los inexpertos...
Es un gran error pensar que las personas que han abusado de sus facultades
mentales y fuerzas físicas, o que han padecido algún quebrantamiento físico o
nervioso, necesitan suspender sus actividades corporales con el fin de recuperar la
salud. En casos aislados, puede ser necesario mantener reposo completo durante
un tiempo definido; pero estos casos son raros. La mayoría de las veces el cambio
sería demasiado drástico para que reportara algún beneficio. Los que sufren algún
quebranto como resultado de un esfuerzo mental intenso necesitan reposar de su
actividad intelectual agotadora. Sin embargo, hacerles creer que para ellos sería
impropio o peligroso ejercer sus facultades mentales, los induciría a considerar su
condición como peor de lo que realmente es.
A las personas que han abusado de sus fuerzas físicas no se les debe acon-
sejar que abandonen completamente el trabajo corporal. Muchas veces privarlos
totalmente del ejercicio contribuiría a estorbar la recuperación de su salud... La
inactividad es la peor maldición que podría recaer sobre alguien que estuviera en
una condición tal. Sus fuerzas llegan a estar tan inactivas, que les es imposible
resistir la enfermedad y la languidez, que es lo que deben resistir para recobrar la
salud.—
Testimonies for the Church 1:554-556
. Ver
Consejos sobre la Salud, 196
.
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