Página 31 - Ser Semejante a Jes

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Mirar a Jesús en oración, 22 de enero
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el
Hijo del Hombre sea levantado.
Juan 3:14
.
Por todo el campamento de Israel había dolientes y moribundos que habían
sido picados por el aguijón mortal de las serpientes. Pero Jesucristo habló desde
la columna de nube y dio instrucciones por medio de las cuales el pueblo podía
ser sanado. Se hizo la promesa de que cualquiera que mirase a la serpiente de
bronce, viviría; y se cumplió la promesa en los que la miraban. Pero si alguno
decía: “¿Qué bien me hará mirar? Moriré ciertamente bajo el aguijón mortal de la
serpiente”; si continuaban hablando de su herida mortal y declaraban que su caso
era desesperado y no llevaban a cabo ese sencillo acto de obediencia, morirían.
Pero cada uno que la miraba, vivía...
Ahora nuestra atención se dirige al gran Médico: “He aquí el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo”.
Juan 1:29
. Igualmente, mientras miremos
nuestros pecados y hablemos de ellos, y deploremos nuestra miserable condición,
permanecerán nuestras heridas y podridas llagas. Nuestra alma encuentra espe-
ranza y paz cuando quitamos la vista de nosotros mismos y la fijamos sobre el
Salvador levantado. El Señor nos habla por su Palabra y nos ordena: “Miren y
vivan”. “El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque
el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por
medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. El que
cree en el Hijo, tiene vida eterna”.
Juan 3:33-36
.
Hay razones por las que deberíamos animarnos a esperar la salvación de
nuestra alma. En Jesucristo se hizo toda la provisión para nuestra salvación. No
importa cuáles hayan sido nuestros pecados y defectos, hay un manantial abierto
en la casa de David para la purificación del pecado y la inmundicia.
Zacarías 13:1
.
“Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como
la gana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana”.
Isaías 1:18
. Esta es la palabra del Señor. ¿La
aceptaremos? ¿Creeremos en él?—
The Signs of the Times, 2 de abril de 1894
.
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