Página 333 - Ser Semejante a Jes

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Los padres deben comenzar la reforma en el hogar, 6 de
noviembre
Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme
saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.
Salmos
143:8
.
Cuando Dios dio a Jesús al mundo, incluyó todo el cielo en ese don. No nos
lo dejó para retener nuestros defectos y deformidades de carácter, o para servirlo
como mejor pudiéramos en la corrupción de nuestra naturaleza pecaminosa.
Hizo provisión para que pudiéramos estar completos en su Hijo, no teniendo
nuestra propia justicia, sino la justicia de Cristo. En Cristo, todo el almacén
del conocimiento y de la gracia está a nuestra disposición; porque en él habita
“corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.
Colosenses 2:9
.
Cristo dio su vida por nosotros; somos su propiedad. “¿O ignoráis”, dice él,
“que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son
de Dios”.
1 Corintios 6:19, 20
. Los hijos de Dios deben mostrar su amor por
él, cumpliendo sus demandas, entregándose a él. Sólo entonces puede él usarlos
en su servicio, para que otros, por medio de ellos, puedan discernir la verdad y
regocijarse en ella.
Pero el pueblo de Dios está adormecido a su bien presente y eterno. El Señor
les dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová
ha nacido sobre ti”.
Isaías 60:1
. Les desea que vayan a trabajar en unidad, en
fe, en amor. Desea que la obra de reforma comience en el hogar, con los padres
y las madres, y entonces la iglesia se dará cuenta de que el Espíritu Santo está
trabajando. La influencia de esta obra se extenderá a través de la iglesia como la
levadura. Los padres y las madres necesitan convertirse. No se han educado para
formar y modelar los caracteres de sus hijos en forma conveniente.
Como ministros de Dios, queridos padres, deben usar los preciosos momentos
de tiempo que quedan para hacer la obra que él les ha dejado. Dios desea que, por
medio de métodos sabios en su hogar, instruyan a sus hijos para él. Aprendan de
Jesús, sean hacedores de la Palabra...
Los niños necesitan que la religión sea algo atractivo, no repulsivo. La hora
del culto familiar debería ser la más feliz del día. Que la lectura de las Escrituras
esté bien elegida y que sea sencilla; que los niños se unan en el canto, y que las
oraciones sean cortas y al punto... Consideren... que están en el servicio de Dios,
que tienen acceso a Aquel que es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.—
The
Review and Herald, 18 de marzo de 1902
.
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