Página 38 - Ser Semejante a Jes

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Orar fervientemente por un carácter cristiano, 29 de enero
Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo
de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo.
Efesios 4:13
.
Nunca podremos ver a nuestro Señor en paz, a menos que nuestra alma esté
inmaculada. Debemos llevar la perfecta imagen de Cristo. Cada pensamiento
debe ser puesto en sujeción a la voluntad de Cristo. Como lo expresa el gran
apóstol, debemos alcanzar “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Nunca llegaremos a esta condición sin un esfuerzo ferviente. Debemos luchar
diariamente contra el mal externo y el pecado interior, si queremos alcanzar la
perfección del carácter cristiano.—
Mensajes Selectos 3:167
.
Los que se ocupan en esta obra verán mucho por corregir en ellos mismos, y
dedicarán tanto tiempo a la oración y a comparar sus caracteres con la gran norma
de Dios, la divina ley, que no tendrán tiempo para comentar y chismear acerca de
las faltas de otros ni tampoco para disecar sus caracteres. Un sentido de nuestras
propias imperfecciones debería conducirnos a la humildad y a una fervorosa
solicitud, no sea que perdamos la vida eterna. Las palabras de la inspiración
deberían convencer a cada alma: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe;
probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo
está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”
2 Corintios 13:5
.
Si el profeso pueblo de Dios se despojara de su propia complacencia y de sus
ideas falsas de lo que constituye un cristiano, muchos que ahora creen que están en
el sendero al cielo se encontrarían en el camino de la perdición. Muchos cristianos
profesos, que se sienten orgullosos [de la religión], se estremecerían como una
hoja de álamo temblón en la tempestad si pudieran ser abiertos sus ojos para ver
lo que es realmente la vida espiritual. Ojalá que los que ahora descansan en una
falsa seguridad puedan despertarse para ver la contradicción entre su profesión de
fe y su conducta diaria.
Para ser cristianos vivos, debemos tener una conexión vital con Cristo... Cuan-
do los afectos están santificados, nuestras obligaciones para con Dios ocuparán
el primer lugar, siendo secundario todo lo demás. Para tener un amor firme y
siempre creciente hacia Dios, y una percepción clara de su carácter y sus atributos,
debemos mantener los ojos de la fe fijados constantemente en él. Cristo es la vida
del alma. Debemos estar en él y él en nosotros, o de otra manera somos pámpanos
secos.—
The Review and Herald, 30 de mayo de 1882
.
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