Página 381 - Ser Semejante a Jes

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Dios espera recibir a todos los que se arrepientan, 22 de
diciembre
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré
el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de
carne, para que anden en mis ordenanzas y guarden mis decretos y los
cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.
Ezequiel 11:19, 20
.
El Señor ha revelado claramente su voluntad con relación a la salvación del
pecador. Y la actitud que asumen muchos al expresar dudas e incredulidad en
cuanto a si el Señor los salvará, es un reproche acerca del carácter de Dios. Los
que se quejan de su severidad, prácticamente están diciendo: “No es recto el
camino del Señor”. Pero Dios devuelve inmediatamente la acusación sobre el
pecador: “¿No son vuestros caminos torcidos?”
Ezequiel 18:25
. ¿Puedo perdonar
sus iniquidades cuando no se arrepienten ni se convierten de sus pecados?...
El Señor recibirá al pecador cuando se arrepienta y abandone sus pecados, de
manera que Dios pueda obrar con sus esfuerzos para la perfección del carácter... El
único propósito que tuvo Dios al entregar a su Hijo por los pecados del mundo fue
que el ser humano pueda ser salvado, no en la transgresión y la iniquidad, sino en el
abandono del pecado, lavando las vestiduras de su carácter y emblanqueciéndolas
en la sangre del Cordero. Se propone quitar de los pecadores lo ofensivo que él
aborrece, pero ellos deben cooperar con Dios en esta obra. El pecado debe ser
abandonado, odiado, y debe aceptarse la justicia de Cristo por medio de la fe. De
esa manera lo divino cooperará con lo humano.
Debemos tener cuidado de no dar lugar a la duda y la incredulidad, y en
nuestra actitud de desesperación quejarnos de Dios y desfigurarlo ante el mundo.
Si hacemos esto, nos colocamos del lado de Satanás. “Pobres almas”, dice él, “las
compadezco, afligiéndose por el pecado; pero Dios no tiene compasión. Anhelan
algún rayo de esperanza, pero Dios les deja perecer, y halla satisfacción en su
desdicha”.
Este es un terrible engaño. No presten oído al tentador, sino digan: “Jesús
murió para darme vida. Me ama y no desea que perezca. Tengo un Padre celestial
compasivo, y aunque abusé de su amor, aunque he despilfarrado las bendiciones
que bondadosamente me ha dado, me levantaré, e iré a mi Padre y le diré: ‘He
pecado... ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus
jornaleros’
Lucas 15:18, 19
”.
La parábola nos dice cómo será recibido el extraviado... Así representa la
Biblia la buena voluntad de Dios para recibir al pecador que vuelve arrepentido.—
Testimonies for the Church 5:631, 632
.
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