Cada uno debe trabajar por los perdidos, 27 de diciembre
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y
Dios en él.
1 Juan 4:16
.
“Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha
perfeccionado en nosotros” (
1 Juan 4:12
), y ese amor no puede ser reprimido...
Sólo llegando a ser participantes de la naturaleza divina puede cumplirse la ley de
Dios en los seres humanos. Sólo los que aman a Dios con todo su corazón, alma,
mente y fuerza, y a sus prójimos como a sí mismos, pueden dar gloria a Dios en
las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. Esta fue la
obra de Cristo, y cuando su obra es apreciada y representada por sus seguidores,
se alcanzará el gran resultado en el “gozo que le fue propuesto”, es decir, en la
salvación de las almas por las que entregó su vida.
El Señor ha estado trabajando constantemente de generación en generación
para despertar en el alma de los seres humanos un sentido de su parentezco divino,
y de esa manera establecer un orden y una armonía divinas proporcionales a la
grande y eterna liberación que ha efectuado para cada uno que lo recibe. El Señor
exhorta a todos los que profesan creer en él a ser colaboradores con él, que usen
cada habilidad dada por Dios, cada oportunidad y privilegio para llevar a Jesucristo
a las almas que perecen y que están dentro de la esfera de su influencia.
Aquí está la única esperanza para la transformación del carácter; esto dará paz
y gozo al creer, y los capacitará para la sociedad de los ángeles celestiales en el
reino de Dios. ¡Oh, cuán fervientes, perseverantes e incansables deberían ser los
esfuerzos de cada alma que ha sido perdonada del pecado para tratar de llevar a
otras almas a Jesucristo, para que sus vecinos lleguen a ser coherederos con Jesús!
Quienquiera que sea su prójimo, hay que buscarlo y trabajar por él. ¿Son
ignorantes? Que su comunicación, su relación con ellos, los haga más inteligentes.
Los parias o marginados, los jóvenes, llenos de defectos de carácter, son los
mismos a quienes Dios nos ordena ayudar. Cristo dijo: “No he venido a llamar
justos, sino a pecadores al arrepentimiento”
Lucas 5:32
...
La misma nobleza del mundo considerará un honor ir al cielo en la compañía
de quienes sean lo suficientemente humildes como para aprender, y ángeles de
Dios cooperarán con los que son obreros juntamente con Dios. Necesitamos tener
hambre y sed de justicia, para que podamos tener a Cristo en nosotros como un
pozo de agua que salta para vida eterna.—
Special Instruction Relating to the
Review and Herald Office, and The Work in Battle Creek, 4, 5
.
[369]
382