Página 55 - Ser Semejante a Jes

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La obediencia trae paz y felicidad, 14 de febrero
Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Filipenses 2:8
.
Ante los creyentes se presenta la maravillosa posibilidad de llegar a ser se-
mejantes a Cristo, obedientes a todos los principios de la ley de Dios. Pero por
nosotros mismos somos absolutamente incapaces de alcanzar esas condiciones.
Todo lo que es bueno en los seres humanos viene por medio de Cristo. La santidad,
que según la Palabra de Dios debemos poseer antes de poder ser salvos, es el
resultado del trabajo de la gracia divina sobre los que se someten en obediencia a
la disciplina y a las influencias refrenadoras del Espíritu de verdad.
La obediencia de la humanidad puede ser hecha perfecta únicamente por
medio del incienso de la justicia de Cristo, que llena con fragancia divina cada
acto de acatamiento. La parte que le toca a cada cristiano es perseverar en la lucha
por vencer cada falta. Constantemente deben orar al Salvador para que sane las
dolencias de su alma enferma. No tienen la sabiduría y la fuerza sin la cual los
mortales no pueden vencer; ellas vienen del Señor, y él las confiere a los que en
humillación y contrición buscan su ayuda...
La razón por la que muchos que una vez conocieron y amaron al Salvador están
ahora en tinieblas, vagando muy lejos de él, es porque en la confianza de sí mismos
y con autosuficiencia han seguido sus propias inclinaciones. No caminaron en
el camino del Señor, que es el único camino de paz y felicidad. Por causa de la
desobediencia se aislaron del todo de recibir sus bendiciones, cuando por medio
de la obediencia podrían haber ido adelante en su fuerza.
La evidencia más amplia concedida por Dios de que desea la salvación de
todos, será la condenación de los que rechacen el don del Cielo. En el último gran
día, cuando todos sean recompensados o castigados de acuerdo con su obediencia
o desobediencia, la cruz del Calvario aparecerá claramente ante los que se hallen
frente al Juez de toda la tierra para recibir la sentencia eterna. Se los capacitó para
que comprendieran algo del amor que Dios ha expresado por los seres humanos
caídos. Ven cuán grandemente ha sido deshonrado por los que continuaron en la
transgresión, escogiendo ponerse junto a Satanás y manifestando menosprecio por
la ley de Jehová. Ven que la obediencia a esa ley les hubiera traído vida y salud,
prosperidad y el bien terno.—
The Review and Herald, 15 de marzo de 1906
. Ver
Los Hechos de los Apóstoles, 428
.
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