Los talentos pequeños tienen valor y pueden multiplicarse, 19
de marzo
Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son
las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
Eclesiastés
12:11
.
Que los hombres o las mujeres de negocios realicen sus transacciones en una
forma que glorifique a su Maestro por causa de su fidelidad. Que lleven su religión
a todo lo que hacen y revelen el Espíritu de Cristo a los demás. Que el mecánico
sea un representante diligente y fiel de Aquel que trabajó en tareas humildes en
los pueblos de Judea. Que cada uno que lleva el nombre de Cristo trabaje de tal
manera, que al ver otros sus buenas obras puedan ser conducidos a glorificar a
su Creador y Redentor. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el
Señor”.
Colosenses 3:23
. Que la edificación del reino de Cristo sea su pensamiento
constante, y que cada esfuerzo sea dirigido hacia ese único fin.
Los que han recibido la bendición de poseer talentos superiores no deberían
despreciar el valor del servicio de los que son menos dotados que ellos. El talento
más pequeño es un talento dado por Dios. Un solo talento que sea utilizado
diligentemente con la bendición de Dios, será duplicado, y los dos empleados al
servicio de Cristo se convertirán en cuatro; y así el instrumento más humilde puede
aumentar su poder y utilidad. El propósito ferviente, los esfuerzos abnegados,
todos son vistos, apreciados y aceptados por el Dios del cielo. “Mirad que no
despreciéis a uno de estos pequeños”.
Mateo 18:10
. Sólo Dios puede apreciar el
valor de su servicio, y ver la abarcante influencia del que trabaja para dar la gloria
a su Hacedor.
Debemos hacer el mejor uso de nuestras oportunidades e investigar para mos-
trarnos aprobados ante Dios. Dios aceptará nuestros mejores esfuerzos; pero que
nadie se imagine que él quedará complacido con la ignorancia y la ineptitud,
cuando, con un perfeccionamiento apropiado de los privilegios que se nos han
concedido, podría proporcionarse un mejor servicio. No debemos despreciar el día
de las cosas pequeñas, sino que por medio de un cuidado diligente y la perseveran-
cia debemos hacer que las pequeñas oportunidades y los talentos nos sirvan para
nuestro progreso en la vida divina, y nos conduzcan a un servicio más inteligente
y mejor.—
The Review and Herald, 1 de mayo de 1888
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