Página 106 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La Segunda Venida y el Cielo
tos, la vida social y armoniosa con los ángeles bienaventurados y
con los fieles de todas las edades que lavaron sus vestiduras y las
emblanquecieron en la sangre del Cordero, los lazos sagrados que
unen a “toda la familia en los cielos, y en la tierra” (
Efesios 3:15,
VM
)—todo eso constituye la dicha de los redimidos.—
El Conflicto
de los Siglos, 735, 736
.
La felicidad de los otros es el gozo de los redimidos
—En el
cielo todo es noble y elevado. Todos buscan el interés y la felicidad
de otros. Ninguno se dedica a velar por sí mismo y a cuidarse a sí
mismo. El principal gozo de todos los seres santos es presenciar
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el gozo y la felicidad de aquellos que los rodean.—
Eventos de los
Últimos Días, 300
.
El pueblo de Dios está en casa en la tierra nueva
—En la Bi-
blia se llama la herencia de los bienaventurados una patria.
Hebreos
11:14-16
. Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales
de aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas del
árbol son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que
manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se
mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados
para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con
bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas
cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrien-
tes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo
peregrino y errante, encontrará un hogar.
“Mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras,
en descansaderos tranquilos”. “No se oirá más la violencia en tu
tierra, la desolación ni la destrucción dentro de tus términos; sino
que llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza”.
“Edificarán casas también, y habitarán en ellas; plantarán viñas,
y comerán su fruto. No edificarán más para que otro habite, ni
plantarán para que otro coma;... mis escogidos agotarán el usufructo
de la obra de sus manos”.
Isaías 32:18
;
60:18
;
65:21, 22 (VM)
.
Allí “se alegrarán el desierto y el sequedal, y el yermo se regoci-
jará y florecerá como la rosa”. “En vez del espino subirá el abeto,
y en lugar de la zarza subirá el arrayán”. “Habitará el lobo con el
cordero, y el leopardo sesteará junto con el cabrito;... y un niñito
los conducirá”. “No dañarán, ni destruirán en todo mi santo monte”,