Página 124 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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Capítulo 18—El cielo puede comenzar ahora
El cielo en el corazón y en el hogar
—Nuestro Salvador desea
que confiemos en él, que creamos tan plenamente sus palabras que
traigamos el cielo a nuestras vidas aquí en la tierra. Si nuestra vida
está escondida con Cristo en Dios podemos tener el cielo en nuestro
corazón y en nuestro hogar. De esa manera podemos brindar gozo y
solaz en la vida de otros. El gozo de Cristo permanecerá en nosotros
y nuestro gozo será cumplido.—
St 2:147
.
El reino de la gracia aquí y ahora
—El reino de la gracia de
Dios se está estableciendo, a medida que ahora, día tras día, los
corazones que estaban llenos de pecado y rebelión se someten a la
soberanía de su amor. Pero el establecimiento completo del reino de
su gloria no se producirá hasta la segunda venida de Cristo a este
mundo. “El reino y el dominio y la majestad de los reinos debajo
de todo el cielo” serán dados “al pueblo de los santos del Altísi-
mo”. Heredarán el reino preparado para ellos “desde la fundación
del mundo”. Cristo asumirá entonces su gran poder y reinará.—
El
Discurso Maestro de Jesucristo, 93
.
El cielo en el corazón
—Cristo ha sido un compañnero diario
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y un amigo familiar para sus fieles seguidores. Éstos han vivido
en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos
ha nacido la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Ahora se
regocijan en los rayos no empañados de la refulgencia y gloria del
Rey en su majestad. Están preparados para la comunión del cielo;
pues tienen el cielo en sus corazones.—
Palabras de Vida del Gran
Maestro, 347
.
El cielo en la tierra
—Durante todo el día la gente se había
apiñado en derredor de Jesús y sus discípulos, mientras él enseñaba
a orillas del mar. Habían escuchado sus palabras de gracia, tan
sencillas y claras que para sus almas eran como bálsamo de Galaad.
El poder curativo de su divina mano había suministrado salud al
enfermo y vida al moribundo. Aquel día les había parecido como el
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