Página 70 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La Segunda Venida y el Cielo
que teméis mi nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá
salud”.—
Testimonios para los Ministros, 445
.
Hay un cielo delante de nosotros, una corona de vida que ganar.
Pero sólo se dará la recompensa al vencedor. El que gane el cielo
debe entrar revestido del manto de justicia. “Y cualquiera que tiene
esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio”. En el
carácter de Cristo no había desarmonía de ninguna especie. Y ésta
debe ser nuestra experiencia. Nuestra vida debe estar dominada por
los principios que regían la suya.—
Hijos e Hijas de Dios, 10
.
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Los fieles serán exaltados y honrados
—Las glorias que espe-
ran a los fieles vencedores están por encima de cualquier descripción.
El Señor los honrará y exaltará grandemente. Crecerán como el ce-
dro y su entendimiento sin duda irá en aumento. Y a medida que
vayan avanzando en las etapas del conocimiento, sus expectativas
quedarán por debajo de la realidad. “Cosas que ojo no vio, ni oído
oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha pre-
parado para los que le aman”.
1 Corintios 2:9
. Nuestra tarea ahora
es alistarnos para aquellas mansiones que Dios está preparando pa-
ra los que lo aman y guardan sus mandamientos... El Señor Jesús
aumentará la capacidad de cada mente y corazón para que puedan
recibir el Espíritu Santo.—
Alza Tus Ojos, 149
.
Los que vuelvan al redil
—Cuando la tormenta de persecución
se desate realmente sobre nosotros, las verdaderas ovejas oirán la
voz del verdadero Pastor. Se harán esfuerzos abnegados para salvar a
los perdidos, y muchos que se han descarriado del redil se volverán
para seguir al gran Pastor.—
Servicio Cristiano Eficaz, 206
.
Sin diferencia de raza o color
—El nombre del hombre negro
está escrito en el libro de la vida al lado del hombre blanco. Todos
son uno en Cristo. El nacimiento, la posición social, la nacionalidad
o el color no pueden elevar o degradar a los hombres. El carácter
hace al hombre. Si un hombre cobrizo, un chino o un africano da su
corazón a Dios en obediencia y fe, Jesús no lo ama menos a causa
de su color. Lo llama su bien amado hermano.—
Servicio Cristiano
Eficaz, 269, 270
.
Aquellos a quienes los redimidos han conducido al Salva-
dor
—Los redimidos se encontrarán y reconocerán a las personas
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por ellos conducidos al Salvador. ¡Qué bienaventurada plática sos-
tendrán con esos seres! “Yo era pecador—dirá uno—; sin Dios y sin