Capítulo 13—Mil años en el cielo
Los impíos advierten que su vida ha sido un fracaso
—
Cuando la voz de Dios ponga fin al cautiverio de su pueblo, será
terrible el despertar para los que lo hayan perdido todo en la gran
lucha de la vida. Mientras duraba el tiempo de gracia, los cegaban
los engaños de Satanás y disculpaban su vida de pecado. Los ricos
se enorgullecían de su superioridad con respecto a los menos favo-
recidos; pero habían logrado sus riquezas violando la ley de Dios.
Habían dejado de dar de comer a los hambrientos, de vestir a los
desnudos, de obrar con justicia, y de amar la misericordia. Habían
tratado de enaltecerse y de obtener el homenaje de sus semejantes.
Ahora están despojados de cuanto los hacía grandes, y quedan des-
provistos de todo y sin defensa. Ven con terror la destrucción de
los ídolos que prefirieron a su Creador. Vendieron sus almas por las
riquezas y los placeres terrenales, y no procuraron hacerse ricos en
Dios. El resultado es que sus vidas terminan en fracaso; sus placeres
se cambian ahora en amargura y sus tesoros en corrupción. La ganan-
cia de una vida entera les es arrebatada en un momento.—
Spiritual
Gifts 4:470, 471
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Los impíos llenos de remordimiento
—Los impíos están llenos
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de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus
semejantes, sino porque Dios haya vencido. Lamentan el resultado
obtenido; pero no se arrepienten de su maldad. Si pudiesen hacerlo,
no dejarían de probar cualquier medio para vencer...
Ningún lenguaje puede expresar la vehemencia con que los
desobedientes y desleales desean lo que perdieron para siempre:
la vida eterna. Los hombres a quienes el mundo idolatró por sus
talentos y elocuencia, ven ahora las cosas en su luz verdadera. Se
dan cuenta de lo que perdieron por la transgresión, y caen a los
pies de aquellos a quienes despreciaron y ridiculizaron a causa de
su fidelidad, y confiesan que Dios los amaba.—
El Conflicto de los
Siglos, 712, 713
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