Capítulo 19—A una ama de cas
            
            
            
            
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              [151]
            
            
              La ruina de la felicidad de una esposa
            
            
              —Me siento conmovida
            
            
              de espíritu. No puedo mantenerme en paz. Algunos acontecimientos
            
            
              recientes me han causado angustia de espíritu y agonía del alma;
            
            
              y cuando pienso en la miseria por la cual pasa la hermana J, cuya
            
            
              felicidad Ud. ha arruinado para siempre, levanto la pregunta: ¿Cuál
            
            
              será su recompensa por ello? Seremos juzgados por los hechos rea-
            
            
              lizados contra nuestro cuerpo. Creo que será justo que Ud. reciba el
            
            
              castigo que merece, pero debemos recordar las palabras de la Escri-
            
            
              tura: “Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor”. Lo que Ud. ha
            
            
              sembrado, eso cosechará. Sí, recogerá una pródiga cosecha. Ninguna
            
            
              helada la quemará; ningún moho la marchitará, ninguna oruga la
            
            
              devorará. Ud. ha sembrado para la carne y cosechará corrupción. Lo
            
            
              aguarda una pesada retribución.
            
            
              Ud. no sólo ha pecado contra su familia y ha echado una mancha
            
            
              sobre sus hijos, el fruto de su cuerpo, que se adherirá a ellos como
            
            
              lepra, sino que ha arrancado para siempre el gozo y la dicha de la
            
            
              vida familiar de la hermana J.
            
            
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              ¿Se ha endurecido tanto que ya no teme más a Dios, el juicio y
            
            
              la eternidad? No teme que sus actos—aunque hayan sido realizados
            
            
              en secreto—pasen en revista delante de Dios? ¿Se da cuenta de que
            
            
              sus malas acciones están siendo fielmente registradas en el cielo,
            
            
              escritas en el libro, y que la Palabra de Dios—el libro de estatutos—
            
            
              la juzgará en aquel día?
            
            
              Resultados eternos del adulterio sin arrepentimiento
            
            
              —¿Qué
            
            
              ordenó Dios a Moisés que hiciera con los que eran culpables del
            
            
              adulterio? Debían ser apedreados hasta morir. ¿Terminaba allí el
            
            
              castigo? No, pues deberán morir la segunda muerte. El sistema del
            
            
              apedreamiento ha sido abolido, pero la penalidad por la transgre-
            
            
              sión de la Ley de Dios no ha sido abolida. Si el transgresor no se
            
            
            
              Una mujer casada que se enamoró apasionadamente del esposo de otra mujer al
            
            
              punto de cometer adulterio.
            
            
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