Página 131 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A un adventista de muchos años y su concubina
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a él, nos injerta en su vida y en su carácter. Nuestro acercamiento
a él se produce por medio de la fe y el injerto es nuestra adopción;
y por ese proceso recíproco llegamos a constituirnos en hijos de
Dios y coherederos con Cristo, participantes de la naturaleza divina,
habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo por la
concupiscencia.
Injertados en Cristo
—Este injerto en Cristo nos separa del
mundo. No amaremos más la compañía de los viles, contaminados y
contaminadores. Estaremos de veras muertos al pecado, pero vivos
en Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor. Entonces se produci-
rán deliciosos racimos de fruto. Las gracias del Espíritu aparecerán
bajo las formas de amor, paz, paciencia, bondad, mansedumbre. Ex-
perimentaremos nuevos afectos, nuevos apetitos, nuevos gustos. Las
cosas viejas pasaron y todo ha llegado a ser nuevo.
Elección de la vida o la muerte
—Le pregunto ahora, hermano
K: ¿Servirá Ud. a Dios de todo corazón, o servirá al diablo? ¿Será
que Ud., independientemente de las consecuencias, se pondrá del
lado de Cristo? Dios no lo forzará a servirlo. La vida y la muerte
están en su mano. Si Ud. se acerca a Jesús, confesando sus pecados
como un penitente humilde, él lo perdonará y lo purificará de toda
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iniquidad. Ud. no puede tornarse del pecado hasta que lo deteste
y ame la pureza, la verdad y la justicia. Le suplico que vaya a
Cristo como un niñito, humillando su corazón ante Dios, y Jesús le
perdonará sus transgresiones.
La compañía de los incrédulos
—Confío en que Annie no man-
tendrá más la influencia que ha ejercido sobre Ud. Si continúa, ello
significará ruina; ruina eterna para ambos. Uds. tienen mucha, de-
masiada simpatía uno para con el otro, mientras tanto, su esposa es
agraviada, engañada y privada del respeto que se merece. Sus hijos
se ven privados de la confianza que Ud. debería depositar en ellos;
en cambio, la deposita en extraños. Ud. tiene una obra para hacer, y
sin demora; de lo contrario, la paga del pecado será su recompensa.
Vuélvase de la compañía de los impíos; dedique todo momento
de su tiempo para buscar al Señor mientras puede ser hallado. Ud.
no puede vivir dos vidas, una para Cristo y la otra para el diablo.
¿Durante cuánto tiempo todavía se deleitará en el pecado tan abo-
rrecible para Dios? Las dulces influencias del Espíritu de Dios han
sido extinguidas de su alma. Cambie ahora. No pierda la esperanza,