Página 157 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

Basic HTML Version

Capítulo 25—A una colportora
Consejos a una colportora
—He recibido dos cartas suyas, y
quisiera aliviar su mente, si pudiera. Su posición es notable, y Dios
me ha dado un mensaje categórico para Ud. De acuerdo con los
hechos presentados, no creo que su caso no tenga esperanza; pero
su concepción de lo que constituye lo recto y lo incorrecto es tan
baja en la escala, que se torna enteramente inseguro para Ud. viajar,
colportar, dar estudios bíblicos y exponerse a las tentaciones. Ud. no
puede distinguir qué cosa es pecado en la Palabra de Dios, pues en-
trega su cuerpo para ser mancillado por un hombre, no importa cuál
fuere su profesión y, no obstante, declara que ha sido perdonada. El
asunto me fue presentado como grave pecado a la vista de Dios. No
obstante, sus sentidos se anublaron carentes de moral, al punto que
Ud. continúa vendiendo nuestros libros religiosos, dando estudios
bíblicos y cometiendo fornicación.
Reprobación de Dios
—La Ley de Dios que fue proclamada en
el Sinaí dice: “No cometerás adulterio”; sin embargo, Ud., que ha
transgredido esa ley en una manera tan marcada, enseña la Biblia
a otros. Dios no acepta su obra. Ud. me pregunta si el Señor me
dio aquella carta para que se la entregara. Le digo que sí, me la
dio. El santo Dios de Israel no le hace compañía en sus pecados. El
mensaje ha sido dado por Dios. Si desde que lo recibió, Ud. hubiera
[186]
tenido un nuevo sentido de lo que es pecado, si se hubiera convertido
realmente y fuera una hija de Dios en vez de ser una transgresora de
su ley, no habría una persona más complacida que yo y no le habría
presentado sus pecados con un lenguaje tan fuerte.
Poca conciencia de pecado
—Me fueron presentados varios ca-
sos, en diferentes estados, que están enrolados en la obra del col-
portaje, pero que son incompetentes para tener alguna conexión
con la obra de Dios. Deshonran a Dios y la exponen a vituperio.
Consideran livianamente el pecado. Deshonran sus propios cuerpos.
Pero ninguno, entre éstos, ha tenido un concepto tan disminuido de
lo que es el pecado como Ud. Ninguno de los que ha seguido el
153