Página 161 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A un evangelista
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de mujeres tanto como le sea posible. Ud. puede correr peligro.
Recuerde que estamos viviendo en medio de los problemas de los
últimos días. Casi todo está echado a perder y corrompido.
Mire hacia Dios y ore; sí, ore como nunca antes lo ha hecho para
ser mantenido por el poder de Dios mediante la fe. Permanecien-
do en Dios puede mantenerse incorruptible, sin mancha ni tacha.
Afírmese en Dios. Mírelo con fe para llegar a ser participante de su
naturaleza divina; huya de la corrupción que está en el mundo por la
concupiscencia. Dios lo hará victorioso si vive una vida humilde de
oración y dependencia confiada.—
Carta 23, 1871
.
Sin gusto por la Palabra de Dios
—Su caso me fue presentado
en la última visión que tuve. He estado aguardando para comprobar
si Ud. tiene una conciencia compasiva, sensible o endurecida. Lo que
sigue lo he tenido escrito por mucho tiempo, pero pensé que debía
aguardar hasta que Ud. diera el primer paso. Me ha sido mostrado
que Ud. no ha estado viviendo a la altura de la luz que ha tenido. Se
ha separado de la luz. El Señor lo ha amonestado con reprobaciones
y consejos con el propósito de preservarlo de la ruina de su propia
alma y evitar que cause oprobio a su causa. Me ha sido mostrado
que Ud. ha retrocedido en vez de avanzar y crecido en la gracia y el
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conocimiento de la verdad...
Ud. ha hecho de las mujeres el tema de sus pensamientos en vez
de centrarlos en la Palabra de Dios. Su mente está desasosegada e in-
satisfecha cuando no puede ocuparse de mujeres jóvenes y mayores.
No siente gusto por el estudio de la Palabra de Dios; en cambio, sus
pensamientos han estado ocupados en asuntos que guerrean contra
el alma. No tiene excusas para su vida insensata.
Ministro con mente desdoblada
—Por lo que me ha sido mos-
trado, Ud. es un transgresor del séptimo mandamiento. ¿Cómo puede
su mente armonizar con la preciosa Palabra de Dios, con sus ver-
dades, que lo cortan en cada recodo de su vida? Si hubiera sido
traicionado inconscientemente por la insensatez, sería más excusa-
ble, pero no lo fue. Ud. ha sido advertido, reprobado y aconsejado.
Aparentemente aceptó—no de corazón—la instancia a morir a la
mente carnal. Pero no se ha determinado a erradicar el mal. Pronto
perdió la sensación del dolor vivo del castigo de la vara del Señor,
y se apresuró hacia necedades mayores que antes, como un tonto