Página 171 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A un evangelista
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desinteresado y generoso, sumiso y resignado. El fugitivo real no
devolvió mal por mal, injuria por injuria. No abrigó sentimientos de
venganza en su corazón sino que, aun en medio de sus enemigos se
mostró bondadoso, noble, compasivo. ¡Qué marcado contraste hubo
en su conducta!...
La ley de la siembra y la cosecha
—Ud. ha tenido todas las
oportunidades, todos los privilegios, todas las ventajas, pero no las
aprovechó. Si ambos hubieran buscado a Dios como nuevos con-
versos cuando fueron a Colorado, si hubieran estudiado la Biblia,
andado humildemente con Dios, orado seriamente y vigilado, ha-
brían revelado que apreciaban la dádiva de la vida eterna.
Pero Ud. no aprecia el cielo. Aunque a causa de sus pecados
ha sido terriblemente amonestado por Dios durante años acerca del
castigo proveniente del cielo, que seguramente se manifestará debido
a la transgresión, Ud. siempre ha agraviado al Salvador. El lo ha
hecho el centro de su incansable amor y tierna solicitud. El y todo el
cielo se han avergonzado de Ud. y han reprobado su conducta.
Cuando el labrador siembra maíz, cosecha maíz. Si siembra trigo,
cosecha trigo. Si siembra semillas venenosas, tendrá lo propio en
la cosecha. Y así sucederá con Ud. como agente responsable. Si
siembra para la carne, de la carne segará corrupción. Si siembra
concupiscencia, cosechará lo que ha sembrado. La semilla sembrada
producirá semilla igual a la que se sembró...
Logros posibles de una segunda oportunidad
—Dios le con-
cedió otra oportunidad. Ojalá la hubiera apreciado debidamente, y
hubiera ofrecido oraciones fervorosas y de corazón, con verdadera
penitencia y una fe viva para apoderarse de la preciosa promesa. Si
con corazón dispuesto hubiera practicado la abnegación y resisti-
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do la tentación, habría aumentado su vigor con cada esfuerzo para
dominar el yo. Cada nuevo logro respecto de los principios habría
facilitado el camino hacia nuevas realizaciones del mismo tipo, fruto
de cada victoria moral. La victoria es la semilla que produce según
la especie, y lleva al sembrador a una posición más elevada con
cada triunfo de justicia. Cada acción virtuosa fortalece los tendones
espirituales para lograr nuevas virtudes, a la vez que cada vicio re-
petido fortalece sus propias cadenas. Existe una fuerza creciente en
el hábito y, por su intermedio, cada acción prepara el camino para la
repetición...