Página 179 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A un ministro honesto
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responsabilidades, mientras no haya llevado a cabo todo lo que está
en su facultad hacer para corregir los errores del pasado.
Justificación propia y corrupción interna
—Por su propio bien
me he sentido impedida de mencionar el tema de la infidelidad de
la señora S para con su esposo, pero temo que haya descuidado
mi deber. Si hubiéramos tratado el asunto como si fuera el caso de
un miembro lego de la iglesia, creo que Dios la habría conducido
enseguida al arrepentimiento del cual no hay que arrepentirse.
Nuestra compasión y nuestro amor para salvarlo del reproche, lo
han lastimado. Mi corazón se entristece mucho, y a veces agoniza
por Ud.; sólo puedo llorar, y decir: “¿Tendrá que perderse? ¿Será
que luego de sufrir por causa de la verdad, de permanecer firme en
defensa de ésta hasta envejecer y peinar canas, se tornará un idólatra
como Salomón? ¿Será posible que por el amor a una mujer decida
pisotear la Ley de Dios y mirar a su alrededor como diciendo: ‘No
he pecado; me siento muy bien’?”
Cambio de corazón, no de localidad
—¿Podremos, acaso, ser
absueltos dejando las cosas disimuladas y escondidas cuando no
existen evidencias de arrepentimiento y reforma? El hecho que se
vaya de California no le proporcionará un nuevo corazón. Sólo estará
fuera del alcance de la influencia fatua de su “adorable encanto”,
pero ello no cambia los afectos e impulsos del corazón. El pastor W
podría haber terminado su carrera con alegría, si no hubiera sido por
sus prácticas sensuales, pero fue desviado y seducido por su propia
concupiscencia. Los días y años que podrían haber sido los mejores
de su vida, han llegado a ser los peores.
En el carácter de Salomón podemos ver la grandeza intelectual
combinada con la degradación moral. Podría haber avanzado de
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fortaleza en fortaleza, pero más bien retrocedió de debilidad en
debilidad. Luego de una vida de promesa, su historia fue la del
deterioro.
En el borde del precipicio
—Hermano mío, mi corazón suspira
por Ud. por amor a Cristo. Ud. ha estado intentando lo que otros
ministros ya han intentado: armonizar la luz con las tinieblas, Cristo
con Belial, la pureza con la impureza, el bien con el mal. El resultado
será la ruina moral, a menos que Ud. pueda erguirse y ver que está
en el borde mismo del precipicio. Yo debería escribir a muchos que
están en una situación similar.