Página 189 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A cuatro ministros profanos
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mismo donde están. Están pisando terreno prohibido. Les suplico:
arrepiéntanse y conviértanse.
El primer lugar en el afecto del esposo
—He sido instruida a
decir a los hombres casados: “Es a sus esposas, las madres de sus
hijos, a quienes deben respeto y afecto. Sus atenciones deben estar
dirigidas a ellas, y sus pensamientos deben estar ocupados en planear
la felicidad de ellas...”
Hermano U, recuerde que una mujer que recibe la más mínima
manifestación de afecto de parte de un hombre, esposo de otra mujer,
revela que necesita arrepentimiento y conversión. Y el hombre que
permite que su esposa ocupe el segundo lugar en sus afectos, se
deshonra a sí mismo y deshonra a Dios. Esto constituye una de
las señales de los últimos días. Ud. seguramente, no querrá dar
cumplimiento a esa señal. Esta es la parte que los inicuos han de
desempeñar. Cristo se hará cargo de los afectos de quienes amen y
deshonren a Dios, induciéndolos a centrarse en objetos apropiados
de afecto.
Hermano mío, su esposa tiene fallas, pero Ud. también las tiene.
Ella es todavía su esposa. Es la madre de sus hijos, y Ud. debe
respetarla, estimarla y amarla. Vele cuidadosamente para que la
impureza no tenga cabida en su mente ni en su corazón...
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Firme como el acero en el compromiso matrimonial
Hermano U, su caso me fue presentado hace algún tiempo, pero he
demorado en escribirle pensando que lo vería y se lo diría personal-
mente. Ud. ha estado aprisionado en un sentimentalismo peligroso,
y esto casi lo ha echado a perder, tanto como a la mujer que le ha
permitido hacer de ella su favorita. Ud. no debe pedir que Dios
lo bendiga si continúa el curso que ha estado siguiendo. En este
asunto, su mente ha estado operando bajo la dirección del enemigo,
que está siempre listo para controlar a quienes dan lugar al amor
pseudoespiritual.
Ud. tiene una esposa, y por la Ley de Dios está ligado a ella.
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con
ella en su corazón... También fue dicho: Cualquiera que repudie a su
mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a
su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y
el que se casa con la repudiada, comete adulterio”.
Mateo 5: 27-32
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