Página 197 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A dos asistentes de Elena G. de White
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sobre su caso y el de su familia. Me fue mostrado entonces que la
actitud que Ud. manifestaba en su vida familiar era poco cristia-
na. Ud. comenzó su vida matrimonial aceptando un día de reposo
falso y navegando bajo falsa bandera. Una esposa que es obtenida
vendiendo principios de verdad, no puede proveer paz y dicha al
comprador. Dios fue deshonrado por su decisión en este asunto, y
su verdad fue hollada en el polvo.
Cuando Ud. abandonó el sábado por su esposa, ella se regocijó
por la victoria, y lo propio hizo Satanás. Pero cuando ella comprobó
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que había un hombre que estaba dispuesto a vender a su Señor por
ella, ya no pudo mirarlo a Ud. ni honrarlo como una esposa debe
honrar a su marido. Cuando bajo esas circunstancias ella se casó
con Ud., no distinguía entre un amor de origen celestial y uno de
origen terrenal. Un hombre que está dispuesto a sacrificar su amor
por el Padre celestial a cambio de una mujer, puede también vender
a su mujer por otra. Este amor es de baja calidad, es de esta tierra, y
nunca podrá soportar la prueba.
El Señor no corrige las leyes de su gobierno, que controlan
a sus súbditos en este mundo y en el universo celestial. Las leyes
naturales tienen que ser obedecidas. Pero Ud. estaba tan determinado
a conseguir a su esposa, que quebrantó la Ley de Dios abandonando
el sábado; y ahora está cosechando exactamente lo que sembró.
Después de casarse, volvió a aceptar el sábado. Esta era la deci-
sión que debía haber tomado sinceramente y en el temor de Dios.
Cristo dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es
el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le
amaré... El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará”.
Juan 14:21, 23
.
Ud. se hizo de una esposa bajo una promesa que posteriormente
quebrantó. Pagó por ella un precio muy alto, y cuando faltó a su
palabra, le dio todas las razones para que ella fuera tentada. De esa
manera, Satanás tuvo todas las oportunidades para engañarla, y le
presentó el asunto bajo su propia luz. Ud. sacrificó la verdad y vendió
su lealtad a Dios para obtener una esposa, pero luego de comenzar
otra vez a guardar el sábado, su proceder en relación con su esposa
debería haber sido enteramente diferente del que había seguido.
Debería haberle manifestado ternura, paciencia y amor como lo
había hecho antes de su casamiento. Pero no lo hizo. No siguió un