Página 210 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Capítulo 33—Esteban Belden
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Declaración de W. C. White:
“La hermana White no simpati-
zaba con los que afirmaban que una persona que se había separado
del cónyuge por razones diferentes de las que establecen las Escritu-
ras y vuelto a casar, tenía que disolver su segundo matrimonio para
ser aceptado o retenido en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
“La hermana White reconocía plenamente que esas personas,
en la mayoría de los casos, habían pecado. Algunos habían pecado
gravemente, y por lo tanto no debían ser aceptados en la confrater-
nidad de nuestras iglesias a menos que se hubieren arrepentido de
sus pecados. La hermana White no aceptaba la condición de que ese
arrepentimiento sólo podía ser genuino si rompían la nueva unión
y hacían un esfuerzo extremo por volver con el compañero ante-
rior. Ella reconocía que, en muchos casos, volver a unir las partes
que anteriormente se habían casado y luego separado, podría ser
imposible o sumamente infructuoso. Reconocía, además, que los
votos contraídos en un segundo matrimonio demandaban una mayor
medida de misericordia y benevolencia hacia las partes contrayentes.
“Algunas veces se refirió a la enseñanza de Pablo,
quien
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habiendo alcanzado cierto nivel en su experiencia, dijo: ‘Y yo os
lo quisiera evitar’. El sabía que había situaciones, bajo las cuales
la gente vivía, que eran resultado de relaciones pecaminosas. Tam-
bién sabía que Cristo aceptaría su arrepentimiento y que, en muchos
casos, las cosas empeorarían si las relaciones existentes fueran des-
hechas para preparar el camino para la unión de las partes que fueron
antes incompatibles. La hermana White solía decir: ‘Yo quisiera
evitárselos’.
“La hermana que seguía en edad a Elena de White, Sara Harmon,
contrajo matrimonio con Esteban Belden, y llegó a ser madre de
cinco niños. Después de la muerte de su esposa, y por consideración
a sus hijos, él se casó con una mujer que había sido por muchos años
una fiel servidora de la familia. Poco tiempo después, el sarampión
se manifestó en la vecindad y ella, como otras personas, se contagió
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