Página 231 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Consejos a dirigentes y obreros evangélicos e institucionales
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bres y mujeres que hacen bromas y son frívolos, cuya conversación
es todo menos santa, pura y ennoblecedora.
Definición de “error moral”
—“No hubo error moral”. Esta
ha sido la excusa presentada por todos los que fueron reprobados
por una conducta similar. ¿Qué cosa es error moral? ¿Es que el
sentido espiritual de Uds. ha llegado a cegarse a tal punto que no
pueden discernir la verdad? ¿No saben que la vid no produce espinos,
ni de la zarza se vendimian uvas? Si la verdad es introducida en
el santuario íntimo del alma, creará un gusto moral puro. Entonces
todas esas prácticas desmoralizadoras y objetables serán vistas como
una categórica negación de Cristo, un pecado que contamina el
alma... Todas esas frivolidades, bromas, chistes y lisonjas expresados
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a las jóvenes o a las mujeres de más edad, a hombres jóvenes o
mayores, son como zarzamora silvestre producida por una zarza
espinosa, pues el árbol es conocido por sus frutos.
Que los que profesan la religión de Cristo no desciendan a
conversaciones frívolas ni familiaridades impropias con mujeres
de ninguna clase, casadas o solteras. Deben mantener su lugar con
toda dignidad. Al mismo tiempo deben ser sociables, bondadosos y
corteses con todos.
Las señoritas deberían ser reservadas y modestas. Cuando salen,
si no están enfermas, no necesitan sostenerse del brazo de hombre
alguno. No deberían dar ocasión para que se hable mal de lo bueno
que hay en ellas.
Cada institución médica es un campo misionero
—Hay que
elegir hombres que estén al frente de nuestras instituciones que no
sólo sean buenos, de sano juicio, sino que posean un alto tono moral,
circunspectos en su comportamiento, puros en su lenguaje, que re-
cuerden siempre su vocación elevada y santa y que hay un Vigilante,
un verdadero testigo de toda palabra y todo acto. Si los hombres de
nuestras instituciones exhiben un bajo nivel de pensamiento, si su
conversación tiende a corromper antes que a elevar, deben ser aleja-
dos de una vez de la institución, pues seguramente desmoralizarán
a otros. Debe mantenerse el bienestar de la institución. Debemos
recordar siempre que nuestras instituciones médicas son un campo
misionero. El ojo de Dios está sobre ellas día y noche. Nadie debe
permitirse siquiera la apariencia de mal.—
Special Testimonies, Serie
B, 16:6, 7
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