Página 26 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
sumida en la perturbación tantas veces que su sistema nervioso se
ha quebrantado y arruinado.
¿Es, acaso, voluntad del Señor que esta hermana llegue a tal
estado y que Dios se vea privado de su servicio? Seguramente, no.
Su casamiento fue un engaño satánico. No obstante, ella ahora debe
tratar de hacer lo mejor posible; tratar a su marido con ternura para
hacerlo tan feliz como le sea posible, sin violar su conciencia, pues si
él continúa en su rebeldía, este mundo será el único cielo que podrá
conocer. Pero privarse de asistir a reuniones con el fin de gratificar a
un esposo altanero y poseído del espíritu del dragón, no es actuar
en armonía con la voluntad de Dios. El Señor desea que esta alma
temblorosa se escude en él. El será su refugio. Será para ella como
la sombra de un gran peñasco al cansado. Lo único que necesita es
actuar con fe, confiar en Dios, y él le dará fortaleza y la bendecirá.
Sus tres niños son susceptibles a las influencias de la verdad y al
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Espíritu del Señor. Esas criaturas podrían estar en una situación tan
favorable como están tantos otros niños observadores del sábado, y
podrían convertirse y alistarse en el ejército del Señor.—
Testimonies
for the Church 2:99, 100
.
La cabeza de la casa
—María... me gustaría advertirla cariño-
samente sobre otro asunto, con toda la bondad fraternal y maternal
posible. En varias ocasiones he notado la manera dictatorial como
Ud. le habla a Juan delante de otras personas. El tono de su voz
suena a impaciencia. María, otros también lo han notado y lo han
comentado conmigo. Eso anula su influencia.
Como mujeres, debemos recordar que el Señor nos ha creado
sujetas a nuestro marido. El es la cabeza. Nuestro juicio, nuestra
manera de ver las cosas y nuestras razones deben concordar con
la de él hasta donde sea posible. En caso que no fuera posible, la
Palabra de Dios da preferencia al marido, siempre que no se trate de
un asunto de conciencia. Debemos someternos a la cabeza.—
Carta
5, 1861
.
Un esposo dominante
—Tengo unas pocas palabras para decirle
en relación con su matrimonio; no por revelación sino por preven-
ción. Me siento impulsada por el Espíritu del Señor para decirle que
tengo menos confianza en su integridad desde que Ud. ha contraído
matrimonio, que la que tenía antes de dar ese paso. He sobrellevado
una gran carga sobre mi corazón. Yo sabía de antemano que Ud. no