Página 48 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad”.
Filipenses 2:12, 13
.
Ud. tiene que colaborar con Dios en la salvación de su propia
alma. Tiene que desear hacer la voluntad de Dios. Luego, no gaste su
tiempo y sus energías murmurando, alimentando la incredulidad y
buscándole faltas a Dios. Estimule la confianza en él. Hable bonda-
dosamente de él. Honre a Aquel que “de tal manera amó... al mundo
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, más tenga vida eterna”.
Juan 3:16
.
Exoneración de los deberes hogareños
—Asegúrese de que
está realizando aun los más pequeños deberes en el temor y el amor
de Dios, con fidelidad y alegría. Dios dice: “El que es fiel en lo muy
poco, también en lo más es fiel”.
Lucas 16:10
. Desempeñe fielmente
sus deberes hogareños y entréguese a Dios con estas palabras: “Le
entrego el cuidado de mi alma. No retiraré de sus manos la dirección
de mi vida. Me entregaré a su cuidado”.
Estudie la vida que Cristo vivió sobre esta tierra. No descuidó
los deberes más simples y pequeños que recayeron sobre él. La
perfección marcó todo lo que hizo. Dirija su vista a Jesús pidiendo
ayuda, y eso lo ayudará a realizar sus tareas diarias con la gracia y
la dignidad de alguien que busca la corona de vida inmortal...
Todo lo que Dios espera de Ud., tanto como de otros cristianos,
es que viva lo que profesa creer. Haga ver que su palabra es verdad,
que él puede guardarla del pecado. Amolde su vida a la de él: pura,
hermosa y santa. Obedezca sus mandamientos. Esto le proporcionará
piedad práctica.
Solamente una vida
—No se espacie en los infortunios de la
vida cristiana. No hable de sus pruebas porque, si lo hace, se sentirá
más inclinada a quejarse de Dios. Hable del amor de Cristo, introdu-
ciéndolo en su vida y su corazón. Muéstrese agradecida porque el
Señor ha preservado su vida para que obtenga la preparación para
entrar en el reino celestial, donde no hay pecado ni tristeza. Ud.
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dispone de una sola vida para perfeccionar un carácter cristiano. Si
revela en su carácter la gracia de Dios, si la ley de la bondad está
siempre en sus labios, si constantemente agradece al Señor por sus
bondades hacia Ud., estará preparándose para alabarlo en el hogar
celestial.—
Carta 72, 1903
.