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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
que sea perecedero, y comience con su propia alma. Clame en serio:
“Guíame a la Roca más alta que yo; sálvame, Señor o perezco”.
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto
dentro de mí... Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré
más blanco que la nieve”.
Salmos 51:10, 7
.
Estamos rodeados de la iniquidad en diversas formas. Ud. ne-
cesita ayuda. El Señor conoce todas nuestras obras; aun nuestros
pensamientos están delante de él como un libro abierto. Ahora quiero
dirigirle una súplica. Cambie de dirección. Deje la bandera infernal
de Satanás y colóquese bajo la bandera ensangrentada de Jesucris-
to. ¿Lo hará? ¿Cambiará el espíritu que la anima por el de Cristo?
Cuando su mente se deleite en pensar en el cielo y en las cosas
celestiales, no sentirá el deseo de estar en compañía de hombres
jóvenes. Se encenderá en su alma un intenso anhelo de ser como
Cristo. Contemplándolo somos transformados a su misma imagen.
Los pensamientos y sentimientos carnales ya no serán considerados.
Ud. no será más frívola, liviana en la conversación y profana. Alcan-
zará entonces, por la gracia de Cristo, la más alta norma de pureza y
elevación del carácter.
Y ahora la encomiendo a Dios y a su gracia. Ocúpese de su
salvación con temor y temblor, porque Dios es quien obra en Ud.
tanto el querer como el hacer por su buena voluntad.—
Carta 14a,
1891
.
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