Página 79 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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El pecado de la permisividad
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llevan los vasos de Jehová”. El Señor requería del ministerio judío
en el sagrado oficio, no sólo una mente bien equilibrada y un cuerpo
simétrico, sino también conciencias puras e incorruptibles. Hoy no
requiere menos de nosotros que estamos en el ministerio evangélico
en esta dispensación. Quienes han sido llamados y elegidos por él
deben ser exponentes de la reputación de Aquel que los ha llamado
de las tinieblas a su luz admirable. La misma Biblia que contiene
los privilegios del pueblo de Dios y las promesas de Dios al pueblo,
también contiene los deberes sagrados y las solemnes obligaciones
que él requiere del pastor a cargo del rebaño de Dios, de manera
que el pueblo pueda ver, al comparar el predicador viviente con el
pastor divino, que posee las credenciales del cielo y la semejanza
de Aquel que es el Príncipe de los pastores. Dios ha designado que
el que enseña la Biblia debería ser, en carácter y vida familiar, un
ejemplo de los principios de la verdad que enseña a sus semejantes.
El carácter verdadero es un reflejo de la vida interior
—Lo
que un hombre es ejerce una influencia mayor que lo que dice. La
vida apacible, consistente, piadosa, es una epístola viviente, conocida
y leída de todos los hombres. Una persona puede hablar y escribir
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como un ángel, pero ser un demonio en su vida práctica. Dios hará
que los que creen la verdad sean celosos de buenas obras. A medida
que ocupen posiciones más elevadas, serán sometidos a prueba
por normas más elevadas. Serán zarandeados y examinados para
ver si hay vicios y defectos, porque si los tales existieran, podrían
manifestarse en palabras y comportamiento. El verdadero carácter
no es algo que se modela desde afuera, o que uno se pone encima,
sino que se irradia desde adentro. Si la bondad auténtica, la pureza,
la mansedumbre y la humildad habitan en el corazón, se reflejarán
en el carácter; y un carácter tal será poderoso.
Faltas y prácticas impuras de algunos
—Los guardianes del
templo que fueron enviados para prender a Jesús informaron: “Jamás
hombre alguno ha hablado como este hombre”. Pero la razón de
ello era que nunca hombre alguno había vivido como ese Hombre;
porque si así no hubiera vivido, no podría haber hablado como habló.
Sus palabras llevaban en sí un poder convincente, porque procedían
de un corazón puro, santo, cargado de amor, simpatía, caridad y
verdad. ¡Cuánto se alegran los que odian la Ley de Dios cuando
pueden encontrar una mancha en el carácter de uno cuya vida refleja