Página 84 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

Basic HTML Version

80
Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
Leí una vez acerca de un pintor que no quería, ni por un mo-
mento, contemplar una pintura imperfecta para que ésta no ejerciera
una influencia deteriorante en su vista y su modo de concebir las
cosas. Lo que nos permitimos mirar, muy a menudo—por no decir
la mayoría de las veces—nos es transferido de alguna manera. La
imaginación, acostumbrada a la contemplación de Dios y sus en-
cantos, no podrá hallar placer en la contemplación de las escenas
creadas por la imaginación excitada por la concupiscencia...
La sabiduría infernal de Satanás
—Satanás opera ahora como
lo hizo en el Edén y como ha operado a lo largo de todas las genera-
ciones que se han sucedido. El archienemigo conoce bien el material
con el cual trabaja. Conoce los puntos débiles de cada carácter; y si
esos puntos débiles no son fortalecidos, él pondrá en juego toda su
sabiduría infernal en el intento de derribar a los hombres más fuertes,
a los príncipes del ejército de Israel. En todas las generaciones se
han producido naufragios de caracteres que fueron destruidos por-
que el alma no estaba bien guarnecida. Y ahora, a medida que nos
acerquemos al fin del tiempo, Satanás obrará con actividad magistral
para minar los principios y corromper el carácter moral.
Muchos cometen pecados imaginándose que su delito permanece
[101]
perfectamente escondido. Pero hay Uno que dice: “Yo conozco tus
obras... Nada hay encubierto que no haya de ser manifestado; ni
oculto que no haya de saberse”. Cuando la mente es infatuada con la
idea del pecado, se practican engaños y se oculta la verdad. Quienes
cometan estos pecados, tampoco serán lerdos en mentir. Pero todos
los pecados serán revelados.
No podemos ocultar de Dios los pecados
—Dios observa al
pecador. El ojo que nunca dormita sabe todo lo que hacemos. Está
escrito en su libro. Alguien podría ocultar su pecado del padre, la
madre, la esposa, o los amigos; no obstante, todo permanece abierto
delante de Dios y es consignado en su libro de registro... David fue
un hombre que se arrepintió y, aunque confesó y detestó su pecado,
no pudo olvidarlo.
Exclamó: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré
de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol
hiciere mi estrado, he aquí, allí estás. Si tomare las alas del alba y
habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano... Aun