Página 111 - Testimonios para los Ministros (1979)

Basic HTML Version

Las santas escrituras
107
sagradas, con el velo quitado. No hemos de estar afuera. Hemos de
entrar, no en forma descuidada, con pensamientos irreverentes, no
con pasos impetuosos, sino con reverencia y piadoso temor. Nos
acercamos al tiempo en que las profecías del libro del Apocalipsis
han de cumplirse...
[114]
Tenemos los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo,
que es el espíritu de profecía. Gemas inapreciables han de hallarse en
la Palabra de Dios. Los que investigan esa Palabra deben mantener
su mente clara. Nunca deben complacer el apetito pervertido al
comer o beber.
Si lo hacen, el cerebro estará confundido; serán incapaces de
soportar el esfuerzo que exige cavar profundamente para encontrar
el significado de aquellas cosas que se relacionan con las escenas
finales de la historia de la tierra.
Cuando los libros de Daniel y Apocalipsis sean mejor entendi-
dos, los creyentes tendrán una experiencia religiosa completamente
distinta. Recibirán tales vislumbres de los portales abiertos del cielo
que se les grabará en la mente y el corazón el carácter que todos
deben desarrollar a fin de comprender la bendición que será la re-
compensa de los de corazón puro.
El Señor bendecirá a todos los que con humildad y mansedumbre
traten de comprender lo que se revela en el Apocalipsis. Este libro
presenta en forma tan vívida escenas de inmortalidad y está tan lleno
de gloria que todos los que lo lean y escudriñen con fervor recibirán
la bendición prometida a aquellos que “oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas”.
Resultados del estudio verdadero
Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio del Apocalip-
sis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha e inequívoca.
Se advierte una maravillosa conexión entre el universo del cielo
y este mundo. Lo que fue revelado a Daniel fue complementado más
tarde por la revelación que se le hizo a Juan en la isla de Patmos.
Estos dos libros deben ser estudiados cuidadosamente. Dos veces
Daniel preguntó: ¿Cuándo será el fin del tiempo?
[115]
“Y yo oí, pero no comprendí. Dije pues: Señor mío, ¿cuál será
el resultado de estas cosas? Mas él respondió: Anda, Daniel; que