Página 110 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
Se necesita un estudio mucho más detenido de la Palabra de
Dios; especialmente Daniel y el Apocalipsis deben recibir atención
como nunca antes en la historia de nuestra obra. Podemos tener
menos que decir en algunos respectos, con relación al poder romano
y al papado; pero debemos llamar la atención a lo que los profetas
y los apóstoles han escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo de
Dios. El Espíritu Santo ha dispuesto las cosas, en la forma de dar
las profecías y en los acontecimientos descriptos, para enseñar que
el agente humano ha de ser mantenido fuera de la vista, oculto en
Cristo, y que el Señor Dios del cielo y su ley han de ser exaltados.
Leed el libro de Daniel. Evocad, punto por punto, la historia de
los reinos allí representados. Contemplad a estadistas, consejos,
ejércitos poderosos, y ved cómo Dios obró para abatir el orgullo de
los hombres y arrojar la gloria humana en el polvo...
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La luz que Daniel recibió de Dios fue dada especialmente para
estos postreros días. Las visiones que él tuvo junto a las riberas del
Ulai y del Hidekel, los grandes ríos de Sinar, están hoy en proceso
de cumplimiento, y todos los acontecimientos predichos pronto
ocurrirán.
Considerad las circunstancias de la nación judía cuando fueron
dadas las profecías de Daniel.
Dediquemos más tiempo al estudio de la Biblia. No entendemos
la Palabra como deberíamos. El libro del Apocalipsis se inicia con
una orden a entender la instrucción que contiene. “Bienaventurado
el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía—declara
Dios—, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está
cerca”. Cuando como pueblo comprendamos lo que significa este
libro para nosotros, se verá entre nosotros un gran reavivamiento.
No entendemos plenamente las lecciones que enseña, a pesar del
mandato que nos fue dado de escudriñarlo y estudiarlo.
En lo pasado algunos maestros declararon que Daniel y Apo-
calipsis son libros sellados, y el pueblo se ha apartado de ellos. La
propia mano de Dios ha descorrido el velo de estas porciones de su
Palabra, cuyo aparente misterio ha impedido que muchos lo levanta-
ran. El mismo nombre Apocalipsis contradice la declaración de que
es un libro sellado. “Revelación” significa que algo de importancia
es revelado. Las verdades de este libro se dirigen a los que viven en
estos últimos días. Nos encontramos en el lugar santo de las cosas