Página 109 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Las santas escrituras
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Es imposible que una mente, cualquiera que sea, comprenda toda
la riqueza y grandeza de una sola promesa de Dios. Una capta la glo-
ria desde un punto de vista; otra la hermosura y la gracia desde otro
punto de vista, y el alma se llena de la luz del cielo. Si viéramos toda
la gloria, el espíritu desmayaría. Pero podemos tener revelaciones de
las abundantes promesas de Dios mucho mayores que aquellas de las
que ahora gozamos. Me entristece pensar cómo perdemos de vista la
plenitud de la bendición destinada a nosotros. Nos contentamos con
fulgores momentáneos de iluminación espiritual, cuando podríamos
andar día tras día a la luz de la presencia divina.
Queridos hermanos, orad como nunca lo habéis hecho para que
los rayos del Sol de justicia brillen sobre la Palabra, para que podáis
comprender su verdadero significado. Jesús rogó que sus discípulos
fueran santificados en la verdad: la Palabra de Dios. ¡Cuán ferviente-
mente, pues, debiéramos orar para que Aquel que “todo lo escudriña,
aun lo profundo de Dios”, Aquel cuya misión es recordarle al pueblo
de Dios todas las cosas, y guiarlo a toda verdad, esté con nosotros
en la investigación de su santa Palabra
Dios nos pide que dependamos de él, y no del hombre. Desea
que tengamos un nuevo corazón; quiere darnos revelaciones de la
luz procedente del trono de Dios.—
The Review and Herald, 18 de
febrero de 1890
.
[112]
El estudio de los libros de Daniel y Apocalipsis
El Espíritu de Dios ha iluminado toda página de la Sagrada Es-
critura, pero hay personas sobre las cuales ésta hace poca impresión,
porque es imperfectamente comprendida. Cuando viene el zarandeo,
por la introducción de falsas teorías, estos lectores superficiales, que
no están anclados en ningún lugar, son como la arena movediza. Se
deslizan hacia cualquier posición para acomodar el contenido de
sus sentimientos de amargura... Los libros de Daniel y Apocalipsis
deben ser estudiados, así como las otras profecías del Antiguo y del
Nuevo Testamentos. Haya luz, sí, luz en vuestras moradas. Necesi-
tamos orar por esto. El Espíritu Santo, brillando sobre las páginas
sagradas, abrirá nuestro entendimiento para que podamos saber cuál
es la verdad...
[
Estudio adicional:
Obreros Evangélicos, 103-105, 262-267
.
]