Página 113 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Las santas escrituras
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pasada se repetirá; viejos conflictos resurgirán a una nueva vida, y el
peligro asediará a los hijos de Dios por doquiera. La violencia está
tomando posesión de la familia humana. Está saturando todas las
cosas que hay sobre la tierra...
Estudiad el Apocalipsis en relación con Daniel, porque la his-
toria se repetirá... Nosotros, con todas nuestras ventajas religiosas,
debiéramos saber hoy mucho más de lo que sabemos.
Los ángeles anhelan mirar las verdades que son reveladas a
aquellos que, con corazón contrito, investigan la Palabra de Dios y
oran para obtener mayores longitudes y anchuras y profundidades y
alturas del conocimiento que sólo el Señor puede dar.
Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías
que se relacionan con los últimos días exigen especialmente nuestro
estudio. El último libro del Nuevo Testamento está lleno de verdades
que necesitamos entender. Satanás ha cegado las mentes de muchos
de manera que aceptan con gozo cualquier excusa para no hacer del
libro del Apocalipsis su tema de estudio. Pero Cristo, por medio de
su siervo Juan, ha declarado aquí lo que será en los últimos días; y
él dice: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de
esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas”.
[117]
Los libros de Daniel y Apocalipsis debieran ser publicados en un
solo volumen. Podrían añadirse unas pocas explicaciones de ciertas
partes, pero no estoy segura de que serían necesarias.
Esta es la sugerencia que le hice al pastor Haskell [
veasé el
Apéndice.
] y que dio como resultado el libro que él publicó. Pero
ese libro no alcanza a cubrir la necesidad. Mi idea era que los dos
libros se encuadernaran juntos, el Apocalipsis después de Daniel,
como un libro que da más luz sobre los temas tratados en Daniel.
El objeto es colocar estos libros juntos, mostrando que ambos se
refieren a los mismos temas.
Ha de proclamarse un mensaje que despierte a las iglesias. Ha
de hacerse todo esfuerzo para dar la luz, no sólo a nuestro pueblo,
sino al mundo. Se me ha instruido en el sentido de que las profecías
de Daniel y el Apocalipsis deben imprimirse en libros pequeños,
con las explicaciones necesarias, y deben enviarse al mundo entero.
Nuestros mismos hermanos necesitan que se les presente la luz con
más claridad.