La alta norma de Dios
123
camino del árbol de la vida”. El hombre dependía del árbol de la
vida para la inmortalidad, y el Señor tomó estas precauciones para
que los hombres no comieran de ese árbol y vivieran para siempre,
llegando a ser pecadores inmortales.
La muerte entró en el mundo a causa de la transgresión. Pero
Cristo dio su vida para que el hombre tuviera otra oportunidad. El
no murió en la cruz para abolir la ley de Dios, sino para asegurarle al
hombre un segundo tiempo de gracia. No murió para que el pecado
llegara a ser un atributo inmortal; murió para asegurar el derecho a
destruir a aquel que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.
Sufrió plenamente la sanción que merecía el quebrantamiento de
la ley por parte del mundo entero. Esto lo hizo, no para que los
hombres continuaran en la transgresión, sino para que reanudaran
su lealtad y guardaran los mandamientos de Dios y su ley como la
niña de su ojo.
Una señal de obediencia
La señal de la obediencia es la observancia del sábado del cuar-
to mandamiento. Si los hombres guardan el cuarto mandamiento,
guardarán todo el resto. No fue una voz humana la que le habló a
Moisés, dándole el sábado como una señal. “Habló además Jehová
a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En
verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre
mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo
soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el día de reposo,
[135]
porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá;
porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona
será cortada de en medio de su pueblo”.
El Señor no deja un precepto tan importante como éste sin es-
pecificación. “Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de
reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de re-
poso, ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de reposo los hijos
de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo”.
¿Filosofía humana o revelación divina?
La filosofía humana declara que para la creación del mundo se
destinó un período indefinido de tiempo. ¿Presenta Dios el asunto