Página 14 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Marco histórico
Tal como hemos visto en el prólogo de esta edición, este libro,
Testimonios para los Ministros,
está constituido por material obte-
nido de diversas fuentes, principalmente de artículos escritos por
Elena G. de White y que aparecieron en la
Review and Herald,
y
folletos que contenían testimonios para la Iglesia de Battle Creek
y algunos dirigentes de la causa. La mayor parte del contenido de
este libro fue escrito entre los años 1890 y 1898. Hay algún material
anterior y posterior a esos años que se publica también con el propó-
sito de reforzar ciertos consejos de la pluma inspirada. El capítulo 1,
“La Iglesia de Cristo”, nos asegura de la tierna consideración con
que Dios trata a su iglesia, y contiene promesas definidas acerca
del triunfo final de ella. A estos siguen amonestaciones y consejos
dirigidos a ministros y administradores.
La década iniciada con el año 1890 fue un período interesante,
aunque un poco agitado, de la historia de los adventistas. La iglesia
estaba creciendo; al final de ese lapso tenía más del doble de su
número de miembros. Los obreros entraron con rapidez en nuevos
países. Se fundaron instituciones tanto en los Estados Unidos como
en el resto del mundo. La organización original decidida en el primer
congreso de la Asociación General celebrado en 1863 resultaba ya
inadecuada. Algunas antiguas instituciones se estaban desarrollando
rápidamente y estaban adquiriendo popularidad tanto frente a la igle-
sia como frente al mundo. Este desarrollo estaba rodeado de muchos
peligros, desde el liberalismo por una parte hasta la unificación y la
centralización por la otra. Además, durante todo ese período recibi-
mos la influencia y experimentamos las consecuencias del congreso
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de la Asociación General celebrado en 1888 en Minneapolis, Min-
nesota, en el transcurso del cual se discutieron acaloradamente y por
mucho tiempo ciertos asuntos doctrinales importantes. Una cantidad
de hombres, identificados con un bando o con el otro, dejaron que
sus decisiones recibieran la influencia no sólo de los argumentos
doctrinales presentados, sino de las actitudes que se manifestaron en
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