Página 147 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Capítulo 6—Necesidades humanas y provisión
divina
Las razones de la ineficacia, y el remedio
Melbourne, Australia,
3 de julio de 1892
Quiero dirigirme a aquellos que predican la palabra: “La exposi-
ción de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”. Todas las
ventajas y los privilegios que pueden ser multiplicados para vuestro
beneficio, a fin de que seáis educados y preparados, arraigados y
cimentados en la verdad, no serán una ayuda real para vosotros per-
sonalmente a menos que la mente y el corazón estén abiertos de tal
manera que la verdad pueda entrar y renunciéis concienzudamente
a todo hábito, toda práctica y todo pecado que le haya cerrado la
puerta a Jesús. Que la luz de Cristo escudriñe todo rincón oscuro del
alma; con fervorosa determinación adoptad la conducta correcta. Si
os aferráis a un proceder erróneo, como muchos de vosotros hacéis
ahora, si la verdad no obra en vosotros con poder transformador, de
manera que la obedezcáis de todo corazón porque amáis sus puros
principios, estad seguros de que para vosotros la verdad perderá su
poder vivificante y el pecado se fortalecerá.
Esta es la razón por la cual muchos no son instrumentos efi-
cientes del Maestro. Están constantemente haciendo provisión para
agradarse y glorificarse a sí mismos, o albergan sensualidad en el
corazón. Cierto es que aprueban la ley de los Diez Mandamientos,
y muchos enseñan la ley en teoría, pero no atesoran sus principios.
No obedecen el mandato de Dios de ser puros, de amar a Dios so-
bre todas las cosas, y a su prójimo como a sí mismos. Mientras
viven constantemente una mentira, ¿pueden los tales tener fuerza y
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confianza y llegar a ser obreros eficientes de Dios?
El Salvador oró por sus discípulos: “Santifícalos en tu verdad; tu
palabra es verdad”. Pero si el que recibe el conocimiento bíblico no
hace ningún cambio en sus hábitos o prácticas para corresponder a
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