Página 18 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
dividirse en partidos. Algunos se pusieron bajo la dirección del
educador diplomado, mientras otros trataron de mantenerse firmes
de parte de los consejos del espíritu de profecía. El resultado final
fue desastroso, tanto para el colegio como para la experiencia de
las personas implicadas. El colegio de Battle Creek no funcionó
durante un año entero. Las cosas que se dijeron y las actitudes que se
asumieron dejaron su marca en la experiencia de no pocos dirigentes
y miembros de iglesia.
En ese período se publicaron los artículos que aparecen en el
tomo 5 de los
Testimonios
en inglés, páginas 9 al 98, y que vieron
la luz primeramente bajo el título de
Testimonies for the Battle
Creek Church
(Testimonios para la Iglesia de Battle Creek). Ese
folleto se refería no sólo a lo que se publicó más tarde en el tomo
5 de los
Testimonios,
sino que contenía referencias que tenían que
ver con ciertas personas y circunstancias de Battle Creek. Basta
leer los títulos para percibir la atmósfera reinante en esa época. El
segundo capítulo, “Nuestro Colegio”, tiene los siguientes subtítulos:
“La Biblia como Libro de Texto”, “El Propósito del Colegio”, “Los
Maestros y el Colegio”. Los siguientes capítulos llevan estos títulos:
“Preparación para los Padres”, “Un Testimonio Importante”, “Se
Desprecian los Testimonios”, “Los Obreros en Nuestro Colegio”,
“Se Condenan los Celos y la Crítica”.
Eran días difíciles aquellos en que Elena G. de White asistió
en 1883 al congreso de la Asociación General celebrado en Battle
Creek. En esa ocasión fue dirigida por Dios para celebrar una serie de
reuniones matutinas en beneficio de los pastores adventistas, en las
que les presentó algunos asuntos y consejos prácticos. Entre ellos se
destaca uno dedicado a “Cristo, nuestra justicia”. Véase—
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. Estas circunstancias históricas nos explican
la razón de los consejos de Elena G. de White que encontramos en
esta obra.
Una década de gran progreso
Aunque la iglesia había enviado ya a J. N. Andrews a Europa en
1874 y se encontraba dedicada a la construcción del colegio, recién
en la década iniciada en 1880 comenzó un período de notable pro-
greso misionero y desarrollo institucional. En 1882 se fundaron dos