Página 17 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Marco histórico
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en esas discusiones desarrollaron confianza propia y un espíritu de
seguridad, dependencia propia y agresividad. A su debido tiempo
estos rasgos de carácter produjeron malos frutos.
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Se desarrollan algunas instituciones
El desarrollo de algunas instituciones siguió rápidamente a la
organización de la Asociación General. Después de la visión que
recibió Elena G. de White, en diciembre de 1865, se habló de fundar
una institución médica, y en respuesta a ello los dirigentes inaugura-
ron una pequeña institución de salud en Battle Creek, en septiembre
de 1866. Menos de una década después, debido a los mensajes pro-
venientes de la pluma de Elena G. de White, se fundó una escuela.
En 1874 se edificó el colegio de Battle Creek. De ese modo, se
desarrollaron en esa ciudad tres grandes instituciones, que atrajeron
a un número creciente de adventistas al centro denominacional que
comenzó a crecer con rapidez. Se llamó a experimentados hombres
de negocios para que administraran esas instituciones. A medida que
crecían, se desarrollaban y prosperaban los intereses administrativos,
algunos de esos hombres llegaron a confiar más en su capacidad
administrativa que en los mensajes que Dios daba para dirigirlos.
Para ellos, los negocios eran los negocios.
Antes que la década transcurriera, la organización enfrentaba la
lucha que se entabló entre un programa educacional fundado en el
espíritu de profecía y otro similar con base mundanal, dirigido por
hombres formados por los sistemas y métodos mundanos.
Los pioneros de la Iglesia Adventista eran mayormente autodi-
dactas. Eran hombres consagrados, hábiles y expertos. Basta leer
sus escritos para verificarlo. Pero conscientes de sus limitaciones
académicas, se sentían muy humildes. Cuando apareció en medio de
ellos, a comienzos de la década de 1880, un educador diplomado, no
es sorprendente que lo apoyaran y le confiaran un puesto importante
en la obra educacional. Ubicado demasiado pronto en un cargo de
suma responsabilidad, cuando sabía poco de la doctrina y la histo-
ria de los adventistas, ese hermano resultó incapaz de asumir las
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responsabilidades que se le habían confiado.
Las circunstancias resultaron muy difíciles, y tanto los dirigen-
tes como los hermanos en general en Battle Creek comenzaron a