Página 16 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
mediados de la década iniciada en 1840, habían observado que las
iglesias protestantes importantes, con sus credos bien definidos, a
pesar de eso se apartaron de las grandes verdades enseñadas por la
Palabra de Dios. Muchos de esos adventistas habían sido eliminados
de los registros de esas iglesias debido a su esperanza adventista,
que estaba basada en las Escrituras. Habían visto a sus ex hermanos
asumir una actitud de activa oposición a todos los que sostenían
y difundían las verdades de la Biblia. Esta situación los indujo a
manifestar temor por el formalismo y la organización eclesiástica.
Pero al abrirse el camino para la proclamación del mensaje del tercer
ángel, paralelamente surgió la necesidad de organización, y en enero
de 1850 Elena G. de White recibió la revelación de que los adventis-
tas observadores del sábado debían llevar a cabo su obra en orden,
porque “todo en el cielo funciona en perfecto orden” Manuscrito N
o
11, de 1850.
[xviii]
Durante la década que comienza con el año 1850, se hicieron
fervientes esfuerzos para lograr algún tipo de organización. Esos
esfuerzos culminaron en 1860 con la elección del nombre “Adven-
tistas del Séptimo Día”, y en 1861 con el plan de organizar iglesias
y asociaciones. Más tarde, en 1863, las asociaciones se reunieron
para formar la Asociación General.
Se ejerció mucho cuidado para evitar la formulación de un credo,
porque pareció conveniente que la iglesia no se atara a una lista de
creencias, y que por eso mismo fuera libre de seguir la dirección
divina tal como se manifestaba por medio del estudio de la Palabra
de Dios y las revelaciones del espíritu de profecía. Un excelente
mensaje, que repasa las providencias de Dios al poner orden en la
iglesia, aparece desde la página 24 hasta la 32 de este libro.
Cuando se organizó la Asociación General en 1863, se eligió una
junta constituida por tres personas. En ese tiempo la organización es-
taba formada por unas cuantas asociaciones y una imprenta ubicada
en Battle Creek, Míchigan. En lo que concierne a la evangelización,
los pastores adventistas comenzaron a tener un éxito creciente. Su
obra consistía principalmente en predicar las doctrinas distintivas
del mensaje evangélico, incluso el sábado, el estado de los muertos,
la segunda venida de Cristo y el santuario. Muchos de ellos entraron
en discusiones y debates acerca de la ley de Dios y otras verdades
bíblicas vitales. Sin darse cuenta, algunos de los que se enfrascaron